Estoy leyendo la información del homenaje apologético a Raúl Rivero y nunca pensé que una amargura política llevara a algunas personas con apellidos ilustres a posiciones tan ridículas. Una valoración exagerada de "el gordo Rivero" desdice mucho de sus calificadores. Nunca ha sido ni siquiera un buen poeta, en todo caso, un periodista ocurrente.
Pero hasta donde puede llevar el odio a Cuba, porque en este rebuscar de negatividades han sacado hasta las peleas de perros que donde más se practican es en su amado Estados Unidos, aparte de las peleas a muerte entre hombres en los barrios marginales. El odio de un Manuel Pereira que fue a visitar a una madre abandonada, que se queja de los trámites que realizó para viajar a Cuba. Se ve que no ha solicitado una visa para Estados Unidos. Lo que cuesta, hasta la llamada telefónica para solicitar una entrevista, más las humillaciones que se recibe en la fila. Es un desprecio por La Habana, ¿o no vio la restauración de la Habana Vieja? Claro, como ustedes son totalitarios no publicarían nunca este e-mail. Lo que critican de Cuba es lo que ustedes practican.
Anónimo. SARABANDA03@aol.com
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