El debate norte/sur es sistemático tanto en las diferentes bienales como en los proyectos curatoriales. ¿Podría definir la postura política de ARCO en este tema?
No queremos polarizar la atención en un único tema. Buscamos la integración por encima de cualquier otra cosa. Pero, habiendo dicho esto, a nosotros nos interesa que en ARCO participe todo el que tenga algo que decir. De donde sea. Nos interesan las personas, los artistas, no nos preocupan las cuotas más que en la presencia de participantes. La única cuota es la del 20% de vanguardias históricas, contemplado dentro del 40% de galerías españolas y el 60% de galerías extranjeras. Tiene que haber en la feria un 20% de vanguardias históricas. Esto se observa rigurosamente, porque nos interesa a todos que los principios básicos de actuación se mantengan a lo largo de los años.
El año pasado el país invitado fue Australia, y el anterior Inglaterra. ¿Hay fecha próxima para el arte del llamado "Tercer Mundo"?
Lo tenemos siempre presente. Este año contamos, por ejemplo, con Luis Zerpa, portugués que hizo una selección de galerías indias. Por otro lado, estuvo Hou Hanru, que aseguró la presencia de galerías de China y el entorno asiático en general. Tenemos muchos deseos de trabajar con África, de hecho tenemos programas previstos en este sentido. Pero nosotros hablamos de galerías y, si no las hay, es muy complicado.
¿Se arriesga ARCO con las obras inéditas o desconocidas?
Esa siempre es nuestra preocupación. La feria es anual y ofrece una oportunidad fantástica de presentar lo nuevo. Es algo que mantenemos muy a raja tabla, por eso asignamos el 20% de vanguardias históricas, que yo creo muy necesario para la comprensión del hecho artístico. Para nosotros es muy importante hablar también en términos de pasado. Tenemos que conocer ese pasado, porque ARCO se entiende también como una gran manifestación cultural, con esa proyección hacia el pasado que sirve como referente en la legibilidad del arte presente. Nuestra diferencia con respecto a la feria de arte de Basilea es que allí se presentan grandes galerías —perfecto, muy buenas—, vienen grandes coleccionistas, pero no hay ese trabajo, no hay esa sensibilidad hacia el diálogo, hacia el debate, hacia el intercambio, hacia la investigación que nosotros tenemos. Quizás si nosotros hubiéramos sido Suiza, hubiéramos hecho una feria como Suiza. A mí me hubiera aburrido muchísimo.
¿En qué radica la eficacia y originalidad del proyecto cultural ARCO y su poder de convocatoria?
En interrelacionar los distintos estamentos artísticos desde la no-postura. ¿Qué queremos? El mejor arte posible, el más nuevo, realizada la selección en colaboración con un comité, por supuesto, pero también con una serie de comisarios y galerías de prestigio. Para nosotros es establecer una cita anual que presente las investigaciones de muchos comisarios y muchas galerías, para dar a conocer el pensamiento artístico a través de la feria. No es solamente un momento para el mercado —auque esto sea muy importante—, sino también para la cultura, para los profesionales del arte. ARCO se está convirtiendo en un gran punto de encuentro para los profesionales del arte. Esa dimensión profesional, cultural y de mercado, hace que ARCO esté subiendo año tras año en la valoración de los profesionales del arte y los coleccionistas. |
