"Para todos los fans y los nuevos que espero, aquí está este disco que trae una inmensa mezcla de ritmos y sonoridades de todas nuestras culturas latinas. En él he puesto mis mejores energías, por eso trae música alegre para estimular el alma y la cintura, que tanta falta nos hace (…) Que Dios bendiga la música y en otras palabras, ¡A gozar!".
Son palabras escritas por Albita Rodríguez (La Habana, 1962) para presentar su disco compacto más reciente, Albita llegó (Angels' Dawn Records, Miami, 2004), el primero que lanza al mercado con el sello de la compañía creada por ella.
Tras Son (2000), considerado unánimemente como su mejor trabajo, y Hecho a mano (2002), un disco más acústico e intimista, Albita decidió grabar diez canciones en las que recoge las sonoridades y ritmos latinos que conviven en una ciudad tan cosmopolita como Miami. Después de once años de residir aquí, pensó que estaba en deuda con todo eso. De ahí el título del compacto —también el de uno de los temas incluidos en él—, con el cual quiere sugerir que se ha "graduado de Miami".
No obstante, algo de esa mezcla de las culturas latinas ya estaba presente en Una mujer como yo (1997), que produjo Emilio Estefan, y en el que interpretaba composiciones del colombiano Kike Santander y el panameño Roberto Blades. Eso dio a Albita la posibilidad de incursionar por primera vez en estilos como el vallenato colombiano, el merengue dominicano y la bomba puertorriqueña. El disco tuvo muy buena acogida y le reportó su segunda nominación a los Grammy, en la categoría de mejor álbum de música tropical (la anterior fue por Dicen que…).
La principal novedad que encontramos en Albita llegó es la presencia de ingredientes del hip-hop y el rap, dos géneros característicos de la música que hoy se escucha en las calles de los grandes centros urbanos. De ello es responsable Fredrik Bam Scott, quien además participa como compositor en Descarao, Duermo en la calle y We are one. A él se debe la inclusión de partes "rapeadas" en el último de esos temas, así como el breve prólogo entre hablado y cantado que hace la propia artista en Qué me quiten lo bailao.
Y poco más hay de rap y de hip-hop, un aspecto al que la prensa, con motivo de la salida del compacto, ha dado más relevancia de la que en realidad tiene en éste. Quien lo escuche, echará además en falta la carga de incorrección política y violencia verbal que constituyen rasgos distintivos de esos géneros, y que fue la causa de que, desde 1985, la etiqueta "Parental Advisory" aparezca en la cubierta de muchos discos.
Otra cosa es que se quiera destacar que en Albita llegó se aprecia un tratamiento más moderno de las canciones, así como un esfuerzo por participar en la música de fusión que tanto auge ha adquirido en las últimas décadas. Tómese, por ejemplo, Qué me quiten lo bailao: se trata de un son al que se han incorporado la base rítmica del sucu-sucu y la percusión del hip-hop. |