No sé si fue Walfrido Guevara el creador de ese género que podríamos titular "bolero-novela", pero fue, sin dudas, su exponente más eximio. Consiste en canciones concebidas para dos o tres protagonistas, que suelen ser una voz femenina, una masculina y un coro. El género ha llegado hasta nuestros días como puede verificar cualquiera que se decida a sufrir las canciones del dúo Pimpinela.
Hoy veremos dos ejemplos en los que Guevara expone, como en un clásico, todas las convenciones del caso. En Mil veces falsa la apoteosis comienza por el propio título en el que la falsedad adquiere nada menos que tres ceros a la derecha. Lo interesante es que la historia carece de narrador pues, en este caso, el coro sólo cumple una función musical y no dramática asumiendo la misma perspectiva del hombre. Se trata de una discusión entre un hombre y una mujer en la que vamos descubriendo el tema a medida que se produce. El hombre comienza con afirmaciones que no exagero al calificar de rotundas: "No es cosa que me importa tu traición/ porque vivo convencido que tú eres/ la más falsa entre todas las mujeres/ de las tantas que no tienen corazón". Vamos, no es que la jevita sea cualquier cosa, sino "la más falsa entre todas las mujeres". Sin embargo, ella se encarga de aclararnos la situación: "Oye bien,/ no es delito tener un nuevo amor/ que ha sabido con cariño conquistar/ mi corazón". Ahí la cosa se aclara. Sucede que el tipango tiene tremendo berro porque la endumba se piró con otro. Na' mi'jo, cosas de la vida.
Mil veces falsa
Walfrido Guevara
No es cosa que me importa tu traición (Coro) porque vivo convencido que tú eres la más falsa entre todas las mujeres de las tantas que no tienen corazón.
Yo bien sé que esta vida traicionera (Él) nos brinda ingratitudes por doquier, también sé que tu indigno proceder simboliza en tu persona una cualquiera. (Coro)
Tu no tienes razón (Ella) yo fui víctima de tu cruel vanidad. Abusaste demasiado de mi noble corazón. Por eso te dejé, por eso y nada más. Ahora despechado andas diciendo cuantas cosas se te ocurren de mi honor. Oye bien, no es delito tener un nuevo amor que ha sabido con cariño conquistar mi corazón.
Ahora despechado andas diciendo cuantas cosas se te ocurren de mi honor. Oye bien, no es delito tener un nuevo amor que ha sabido con cariño conquistar mi corazón.
Yo bien sé que esta vida traicionera (Coro) nos brinda ingratitudes por doquier, también sé que tu indigno proceder (Él) simboliza en tu persona una cualquiera. (Coro) |