www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Los cuentos del antagonista
Paradojas del vivir, austeridad, parodia, burla, transgresión. Todo Virgilio Piñera en sus 'Cuentos completos', un volumen publicado en Cuba por Ediciones Ateneo.
por MICHAEL H. MIRANDA, Holguín
 

Mucho ha debido esperar el lector cubano para sumar a su biblioteca un volumen que reúna todos los cuentos de Virgilio Piñera. Entregas anteriores —Muecas para escribientes, Un fogonazo...— mostraban a un autor de obra fragmentada, escasamente pública, escrita en penumbras y relegada al silencio, sin promoción. Distante la crítica, podría quedar el consuelo del periodismo para ilustrar pasajes de la vida de un gran escritor, pero también los ligeros favores de la prensa le fueron y le son esquivos.

Antón Arrufat
Escritores Piñera (dcha), Antón Arrufat.

El pasado año una editorial habanera, de libros caros y catálogo poco profuso, puso a circular esos Cuentos completos (Ediciones Ateneo), cuya ausencia ya inquietaba. Cuenta con prólogo de Antón Arrufat y nadie podría asegurar que son en realidad completos, totales, si nos atenemos a que con relativa frecuencia aparecen otros nuevos en revistas del mundo.

Era casi un adolescente cuando leí En el insomnio. Confieso que lo releo todavía con el arrobamiento propio de los poseedores de tesoros, apropiándome de frases como quien desentraña un gesto, un guiño, una complicidad. Tuve luego una gastada edición de los Cuentos fríos. El tiempo iría poco a poco aportándome otras coordenadas de sus textos narrativos, gracias a lo que podríamos llamar el "deshielo político" en torno a uno de los escritores más polémicos de nuestra literatura. Y puede pasarse la vista por ellos con la misma perplejidad con que se archivan los últimos ensayos que polemizan sobre su obra, que por cierto no son pocos.

Arrufat nos dice que la obra narrativa de Piñera es eminentemente de confesión personal, como sus poemas. Puede creérsele porque él mismo lo dibuja en sus memorias y porque se hace notar en estas páginas sobre las cuales casi nadie ha hablado. Virgilio podría caminar perfectamente entre nosotros como uno de esos seres caóticos, agonizantes, maniáticos, alucinados, hipocondríacos, aferrados, inquietantes, tímidos, solitarios, muertos de miedo o como el suicida de insomnio tenaz, todos ellos habitantes de su mapa narrativo. Virgilio es Virgilio Piñera y un poco más, el "poco más" que le dejaron ser, el "poco más" que tomó prestado a algunos fieles amigos, siempre escasos, tan temerosos y marginados como él.

Justamente sobre esta palabra llama la atención Arrufat en las páginas introductorias del volumen: marginado. Alguien podría cuestionar de qué vale insistir en las oscuridades del pasado reciente de este país. Pero sucede que hay heridas de naturaleza rara que para sanar del todo requieren del ejercicio redentor de la memoria. No se canse Antón de contarnos las virutas del odio, la canción de aquellos años tristes. No nos cansemos de denunciar lo que no queremos para el futuro. Uno sabe dar las gracias porque, aunque tardía, haya llegado la rehabilitación de escritores como el autor de estos cuentos que cualquier literatura mostraría con orgullo.

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