Luego de otro intento fallido por regresar a las Mayores con el Cincinnati, el pitcher cubano Osvaldo Fernández se fue a la Liga Mexicana y su debut ha sido interesante. En 6 presentaciones con el equipo Diablos Rojos, ha ganado 5 juegos y perdido uno. Con 35 años de edad, 11 de ellos en la pelota cubana y 5 en el Big Show —aunque no a tiempo completo—, podría pensarse en su retiro, pero un indudable gusto por el deporte que practica desde la infancia, más sus necesidades personales, le obligan a continuar su valiosa carrera, que le ha deparado momentos significativos, sobre todo cuando ha compartido con las estrellas del mejor béisbol del orbe.

En primer plano, el lanzador Osvaldo Fernández.

Su primera actuación en la Gran Carpa fue en 1996, cuando realizó 30 apariciones con el San Francisco —una buena cantidad— y terminó con récord de 7 victorias y 13 fracasos en 171 entradas. El esfuerzo por mantener una adecuada velocidad y desplegarse a fondo le lastimó el brazo, que ya estaba dañado por el excesivo uso que le dio en la Isla. Sus números en Grandes ligas durante 5 temporadas arrojan 19 triunfos y 26 reveses. Previamente, en Series Nacionales, intervino en 11 torneos, con 206 salidas al box, 133 juegos iniciados y 43 de relevo, muchas veces sin el calentamiento necesario. Eso se paga o, mejor dicho, lo paga el brazo. En definitiva, con un equipo sotanero como es el de Holguín, ganó 70 y perdió 42, sorteando bien la furia del bate de aluminio.

Es probable que en el circuito mexicano le vaya bien a Fernández, como ocurrió a otros cubanos que le precedieron. Por lo menos una veintena de serpentineros hicieron zafra allí y consiguieron más aún, pues alcanzaron la gloria deportiva. Al extremo que varios de ellos pertenecen al Salón de la Fama de aquel país. Entre los más recordados aparecen Ramón Bragaña, Martín Dihigo y Lázaro Salazar. Bragaña, apodado "El profesor", se mantuvo 18 años con saldo estupendo de 211 victorias y 164 reveses, y sus hazañas están vivitas y coleando. En 1944 ganó 30 juegos, cifra de ensueño que hace rato no la obtiene nadie en ningún béisbol; y otra de espanto: completó 222 partidos.

Lo de Dihigo en México parece cosa de otro mundo. Debutó en 1937 y en la justa siguiente fue champion bate con un abultado 387, y líder de los lanzadores con 18 y 2 y 0,90 de efectividad. Alcanzó 119 éxitos y 57 descalabros, y se cansó de dar palos por donde quiera que pasó. Lázaro Salazar —otro grande—, vencedor 113 veces y perdedor en 77, mostró en su carrera un impresionante 334 de average.

No es de dudar que Osvaldo Fernández, que, por cierto, ganó 1. 691 000 dólares en sus dos primeras campañas en el Big Show, pueda realizar importantes faenas en México u otros países. Sobre todo ahora que es libre y puede viajar a donde desee.