www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
Ruido en el sistema
Excepto Cuba, que asistió a Atenas con los mejores peloteros de la última Serie Nacional, el resto de los equipos no llevaron a sus luminarias. ¿Hubo o no 'dream team'?
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

De las 11 medallas de oro que ganó Cuba en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, la más ansiada y disfrutada por el pueblo fue la que conquistó el béisbol, por ser el deporte nacional y también por "la espina" que existía tras el revés frente a los norteamericanos en Sydney 2000, que rompió la cadena de éxitos anteriores.

S. nacional
Selección cubana a Atenas.

Los fanáticos se preguntan si el conjunto de ahora es superior al de hace cuatro años. Sin lugar a dudas, la respuesta es negativa. Aquella novena contaba con la experiencia y calidad de Omar Linares, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Luis Ulacia y José Ariel Contreras —hasta ahora no sustituidos—, e incluso era inferior a la "aplanadora" de Barcelona '92, que tenía además en su lista a los colosos Víctor Mesa y Lourdes Gourriel, dos de los diez mejores peloteros cubanos de los últimos 40 años.

El triunfo beisbolero de Cuba en la lid recién finalizada fue inobjetable: ganó los juegos más importantes. Sin embargo, a la mayoría de los que siguieron el torneo, les hicieron creer —y así lo escuché en la radio de La Habana— que la selección del país de los canguros estaba "repleta de jugadores de Grandes Ligas", algo que aparece en la lista de la International Baseball Federation (IBAF) y varias agencias internacionales de prensa también lo reportaron así.

Pero si se tiene la paciencia de revisar y hurgar en la relación de los 30 equipos del Big Show, se caerá en la cuenta de que ni uno solo de los 14 peloteros australianos indicados como de Grandes Ligas, ha jugado ni siquiera un inning en la temporada actual, aunque pertenecen a diferentes organizaciones, pero en categorías Triple y Doble A, que es más o menos el mismo nivel de la selección de la Isla.

Por citar ejemplos, Chris Oxprings, el mismo que dio el tiro de gracia al llamado "dream team" japonés, juega con el conjunto Portland, Triple A, y antes de la cita ateniense tenía 6 victorias, 4 derrotas y 3.50 de efectividad. John Stephens, su mejor carta y abridor ante Cuba, juega con el Pawtucket y agrupaba 9 triunfos y 6 reveses con 4.47 en la misma liga.

¿Equipo de ensueño?

El elenco nipón, que era para todos un equipo de "ensueño", dispuso de los cubanos en la ronda clasificatoria y cayó estrepitosamente ante los australianos en la fase previa a la discusión de las medallas, por donde se le escapó la posibilidad de discutir el metal áureo.

¿Era realmente el seleccionado japonés un equipo cuajado de luminarias? A la selección nipona le faltaron todas las superestrellas de ese país. Allí no estaban ni Ichiru Susuki ni Hideo Matsui, sus más cotizados peloteros, que aparecen con Seattle y los Yankees en las Grandes Ligas.

El mejor pitcher que llevaron a los Juegos se llama Hisashi Iwakuma, un derecho de calidad que tiene ahora una efectividad de 2.37 y es el líder en ponches de la Liga Japonesa. Pero tampoco contaron con Kasuhiro Ishii, abridor de los Dodgers de Los Ángeles, Hideo Nomo, del mismo equipo, Shigetoshi Hasegawa, relevista estelar del Seattle, y Shingo Takatsu, cerrador de los Medias Blancas de Chicago.

Por si fuera poco, no pudieron conseguir a superestrellas de la Liga Profesional, como son Akinori Iwamura, líder en jonrones e impulsadas, Shigenobu Shima, primero en bateo y hits, Kenshin Kawakami, puntero en ganados y perdidos, y Hideki Igarashi, primero en juegos salvados. Realmente no hubo ningún "dream team", a no ser la escuadra de Cuba, que asistió con los mejores jugadores de la última Serie Nacional.

El próximo Campeonato Mundial, en 2005, y los JJ OO de 2008 serán testigos de nuevos enfrentamientos. La selección cubana, vencedora en Atenas, habrá madurado lo suficiente para volver a luchar por el primer lugar, salvo que algunos de sus jugadores decidan irse a la pelota rentada.

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