www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
  Parte 3/3
 
Miami: Payá y los desplazamientos del exilio
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ
 

Los propios comentaristas de Radio Mambí —una emisora que ha demostrado poder de convocatoria entre el exilio de Miami y defiende a capa y espada al actual Gobierno republicano— quedaron en una posición muy incómoda después que el Secretario de Estado Colin Powell recibió a Payá, indicando el beneplácito de Washington hacia el político opositor cubano.

Para algunos observadores, posiciones como las de los comentaristas de Radio Mambí ejemplifican la dinámica de las relaciones entre algunos grupos de exiliados y los disidentes.

"Todo lo que proviene de Cuba puede resultar dudoso a un sector de los exiliados que lleva 44 años fuera del país, que no llegaron a conocer bien cómo funciona un régimen totalitario... es una posición irracional de intransigencia que resulta frustrante. Han creado el mito de que todo lo que sale de Cuba es manipulado por Castro, una posición injusta que favorece al castrismo, negando el protagonismo que la disidencia ha tratado de obtener con tanto esfuerzo", opinó Ramón Humberto Colás, fundador del movimiento de Bibliotecas Independientes en Cuba y hoy conductor del programa radial Entre Cubanos en WQBA.

El líder de Hermanos al Rescate, José Basulto, fue más punzante al tratar de explicar la conducta de los sectores de "línea dura" del exilio tradicional.

"No se han leído el Proyecto Varela, ni les hace falta, de todos modos se iban a oponer. Es un acto de envidia masivo", manifestó Basulto. "Por primera vez en mucho años, hay un proyecto interno con método de trabajo, con indicaciones claras de cómo implementarlo, y siguen increpando continuamente al hombre [Payá] por conseguir algo que los demás no han tenido ni el ingenio ni la inteligencia para lograr. A eso le llamo yo 'protagofobia', miedo al protagonismo ajeno, de esos que dicen que representan al exilio pero en realidad sólo forman una plataforma para sostenerse ellos mismos".

Pero incluso dentro del llamado exilio histórico —los que llegaron en la década del 60—, tradicionalmente percibido como un bastión monolítico de la "línea dura", las posiciones son a veces antagónicas.

Exitosos empresarios como Carlos Saladrigas y Carlos M. De la Cruz, el ex Comandante de la revolución Huber Matos y los principales líderes espirituales de la comunidad cubana, como monseñor Agustín Román y los padres Francisco Santana y Emilio Vallina, han expresado su simpatía por la iniciativa de Payá. Poco tiempo después de darse a conocer el Proyecto Varela, se creó en Miami un grupo de apoyo integrado por representantes del amplio espectro de denominaciones religiosas del exilio cubano.

Sin embargo, el Gobierno de La Habana, en su incansable intento de vender una imagen beligerante del exilio de Miami, sólo se hace eco de personajes de ópera bufa, como Rodolfo Frómeta, autotitulado jefe de los Comandos F-4, una minúscula organización que aboga por la lucha armada contra Castro, sin credibilidad ni influencia alguna en Miami. En una reciente reunión con una decena de seguidores, Frómeta rechazó el Proyecto Varela, aparentemente porque proviene de Payá, "un hombre que ha dicho que no acepta el asesinato de Castro y que repudia a quien lo haga".

Algunas encuestas sugieren que los opositores a la iniciativa de Payá estarían en minoría en Miami.

Un sondeo realizado por la firma Bendixen & Associates para el Grupo de Estudios sobre Cuba —integrado por prominentes empresarios y líderes comunitarios que defienden una transición pacífica en la Isla— reveló el mes pasado que el 68 por ciento de los exiliados apoyaba la iniciativa de Payá.

Más allá de la polémica, tal vez la huella más duradera que dejó el paso de Payá por Miami fue despertar un gran interés por el Proyecto Varela.

Chuny Montaner, directora de programación de la estación radial WQBA, dijo que en pocas horas se agotaron 500 CD con una grabación de siete minutos del texto de la iniciativa disidente, y algunos de éstos incluyeron los discursos de Payá en Estrasburgo, Francia y en Georgetown, Estados Unidos.

"La gente llegaba caminando a pedirlo en la estación, a pesar del frío que hizo en esos días. Seguimos haciendo CDs, queremos hacer una tirada larga, porque no damos abasto", relató Montaner.

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