www.cubaencuentro.com Miércoles, 22 de octubre de 2003

 
  Parte 1/2
 
La Habana: ¿Dónde está el bloqueo?
Mc Donald y Pizza Hut podrían aterrizar en la Isla en cualquier momento, mientras Castro surte las shopping con alimentos estadounidenses pagados en efectivo.
por IVáN GARCíA
 

Si usted entra al supermercado de 3ª y 70, en la barriada habanera de Miramar, a tiro de piedra del mar Caribe, y recorre los estantes, bien pudiera pensar que está en Miami. Refrescos Fanta y Pepsi, acompañando a la famosa Coca-Cola, whiskys Black Label y Johnny Walker, arroz de Illinois, pollos de Arkansas, pastas Muller y manzanas de California, entre otros productos Made in USA.

Mercado
Mercado estatal: ¿Ausencia quiere decir olvido?

Mientras camina por el mercado, Luisa, una ingeniera de 33 años, que recibe mensualmente 300 dólares de su padre, residente en Nueva Jersey, Estados Unidos, se pregunta de qué cruento bloqueo económico se habla en Cuba. Todo es virtual. A no ser el arroz en venta libre a 4 pesos la libra (20 centavos de dólar) y el pollo que venden por la libreta de racionamiento una vez al mes, los productos que La Habana compra en Estados Unidos se venden sólo por dólares, señala Luisa mientras lee la etiqueta de una salsa Match de factura norteña.

El embargo es una reliquia de la guerra fría. Un freno para la economía de la Isla. También un pretexto para justificar todas las barbaridades que el gobierno de Castro ha cometido y comete en materia económica. Instaurado en 1962 por la administración de John F. Kennedy, ha demostrado que más que obsoleto resulta una verdadera estupidez.

En una encuesta realizada a 53 personas, de entre 21 y 87 años, 30 de ellas mujeres, 51 estaban en contra del embargo, y 39 confirmaron estar tan cansados de éste como del añejo gobierno. Esta actitud es apoyada también por la mayoría de las naciones del planeta que condenan el embargo. Sólo por tozudez y capricho político a ultranza, Estados Unidos lo mantiene en pie. Incluso, en una encuesta efectuada en Estados Unidos es mayoría la cifra de cubanos en el exilio que piden que se venga abajo.

El embargo es la coartada perfecta de Castro para mantener su inmovilismo, la guerra verbal contra Estados Unidos y la absoluta falta de libertades que padecen los cubanos. El embargo, además, tiene más agujeros que un queso gruyère. Desde que en 1993 se autorizó la circulación del dólar en la Isla, las tiendas en divisas ofrecen no pocos productos Made in USA. Lo mismo un televisor Fénix a 525 dólares, que una nevera Kelvinator a 800.

Después de la flexibilización del embargo en los acápites de alimentos y medicinas, estos productos van en aumento. El gobierno de La Habana ha pagado al contado más de 500 millones de dólares en alimentos como soya, pollo, arroz, manzanas, entre otros. Pero no se trata sólo de alimentos, en junio pasado, por vez primera en 40 años, arribó a puerto cubano la barcaza estadounidense Helen III, cargada de papel y madera.

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