www.cubaencuentro.com Viernes, 16 de enero de 2004

 
   
 
Warwick: Hombre de la esquina azul
Duvall contra Spielberg: ¿Gana el actor por nocaut o el director tiró la toalla?
por ARMANDO AñEL
 

Que Robert Duvall descalifique públicamente a Steven Spielberg por su visita de finales de 2002 a Cuba —durante la cual se reunió con Fidel Castro—, no debería causar demasiada extrañeza. Viniendo de un entorno usualmente remiso a declaraciones por el estilo, y dadas las distancias que Hollywood acostumbra a guardar con respecto al tema, puede que las palabras del inolvidable coronel de Apocalipsis Now levanten más polvo del acostumbrado. Pero tampoco el actor y director de cine suele andarse por las ramas.

S. Spielberg
Spielberg en La Habana.

Fue en una entrevista para el programa 60 Minutos II, de la cadena CBS, el pasado 8 de enero. Duvall se declaró consternado ante la afirmación, atribuida por varios medios de prensa a Spielberg, de que éste había pasado las mejores siete horas de su vida en compañía del gobernante cubano.

El actor, que en septiembre recibiera el Premio Donosti del Festival de San Sebastián (España) y que actualmente considera involucrarse en un remake de El viejo y el mar —en el papel que en su momento interpretara Spencer Tracy—, agregó la guinda de que no hará más películas para los estudios DreamWorks, fundados por el director de La lista de Schindler. Sin duda, un gesto considerable.

"¿Consideraría erigir un pequeño edificio anexo al Museo del Holocausto, o al menos a lo largo de la calle, para rendir homenaje a los cubanos asesinados por Castro?", se preguntó Duvall refiriéndose al realizador judío. Poco después, el portavoz de Spielberg, Marvin Levy, aseguraba que las declaraciones atribuidas a su representado —quizá fueran siete horas, pero no tan intensas…— no se correspondían con la realidad. "Nunca dijo eso, ni nada parecido", insistió Levy en un comunicado que debe haber caído muy mal en La Habana.

Robert Duvall ha asegurado más de una vez —la última a propósito de las críticas del también actor Sean Penn a la campaña antiterrorista propulsada por la Casa Blanca— que los artistas no se inmiscuirían en política si tuvieran en cuenta sus inquietantes carencias informativas.

"A veces oigo a algunos actores de Hollywood hacer declaraciones proféticas y profundas, y me avergüenzan", señalaba el intérprete, quien sabe bien que en casos como el cubano la evidencia salta a la vista: viajar a la Isla, reunirse con Castro, criticar las sanciones comerciales de Washington y no musitar una palabra a favor de los cientos de presos políticos que se pudren en las mazmorras del castrismo, de los miles de masacrados, de los millones de sometidos, sólo puede traducirse como un guiño —obsceno a estas alturas del cartel— al hombre de la esquina roja.

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