En este segundo aspecto, el pensamiento de Derrida cumple una función de denominador común entre los investigadores cubanos que residen en la Isla y el exilio. Derrida nos pertenece a todos, los de aquí y allá: una figura que permite establecer un diálogo constructivo.
'Aquí durmió Derrida'
Nadie mejor para hablar de Derrida que Eduardo González, profesor de la Universidad John Hopkins, la institución académica norteamericana donde el filósofo francés se dio a conocer en EE UU y a la cual debía gran parte de su fama en este país.
En un intercambio de mensajes electrónicos el domingo 10 de octubre —efemérides propicia—, el profesor González me expresó: "Como bien se sabe, la carrera de Derrida en EE UU (que se convertiría en su más destacada trayectoria académica y mito público) empezó aquí en Hopkins durante el simposio sobre las 'ciencias humanas' organizado en 1966 por Dick Macksey, entrañable colega y amigo desde que me ubicara en esta institución y ciudad en 1981. Precisamente esta tarde, de dos a cuatro, nos reuniremos en casa de Macksey —en la biblioteca privada más hermosa que conozco— para evaluar propuestas de proyectos para tesis con honors en las humanidades. Allí de seguro escucharemos a Dick rememorar con dulce ironía algunos momentos de su amistad con Jacques. En casa de Macksey sí se puede decir que: 'Aquí durmió Derrida'".
Luego agregó el profesor González: "En esta universidad tuvo sus mejores amigos y colegas en EE UU (aparte de J. Hillis Miller y Paul de Man, aunque en ambos casos había existido una fase inicial en Hopkins antes del traslado de ellos a Yale; allí fue donde la actuación académica de Derrida alcanzó su mejor y más sostenido efecto en EE UU). Aparte de Macksey, hay que mencionar al historiador de las artes, poeta, y crítico Michael Fried, a propósito del cual se me ocurre recomendarte uno de los libros más interesantes de Derrida, Mémoires d'aveugle: L'autoportrait et autres ruines, ya que Michael fue su principal interlocutor sobre el autorretrato. El libro se origina como comentario del catálogo para una exposición sobre ese género de dibujo y pintura en el Pompidou.
"Hay otros amigos de Derrida en nuestro claustro. Pero el más cercano en la práctica filosófica derridiana ya no está aquí. Me refiero al alemán Werner Hamacker. Tanto este último como Neil Hertz y el mismo Derrida defendieron a Paul de Man al ser descubierta su breve colaboración intelectual con el Nacional Socialismo mediatizada por un tío belga. Este episodio ha sido altamente torcido y escandalizado por la prensa y elementos contrarios a la deconstrucción. Fue a propósito de este momento juvenil en la vida de Paul de Man que se usaría su destacado expediente deconstruccionista en EE UU en contra de Derrida y de la deconstrucción como tal (Hay que añadir que muchos de los que explotaron el caso dentro del sector académico para atacar a Derrida eran ellos mismos anti-judíos y retrógrados. Algunos eran rancios WASPS, otros neoconsde la primera cosecha: judíos americanos y trotskistas arrepentidos transformados en Leo Straussianos) que no hacían más que denunciar la deconstrucción de boca en boca y solapadamente como algo archi-judío en típica mutación modernista. En este caso posmodernista, como anteriormente, durante la fase modernista, lo fueran el psicoanálisis y la sociología de Durkheim/Mauss (el "judaísmo" "anti-judaísmo" del caso Marx y del marxismo, como bien sabes, merece capítulo aparte)". |
