www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 2/3
 
No al aislamiento, sí a la condena
'Estamos en una fase de no ganar. Por lo tanto, en lugar de seguir echándole candela al fuego, hay que buscar maneras para entrar en una nueva distensión', señala Marcelino Miyares, presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.
 

¿Esa es la visión del Partido en estos momentos?

Esa es la visión del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, compartida en mayor o menor grado por los otros integrantes de la plataforma. Te digo en mayor o menor grado, porque no pensamos igual, lógicamente, pero esa ha sido la política de nuestro partido desde el principio hasta la fecha.

¿Cómo ha influido en el exilio la última ola represiva? ¿Ha cambiado alguna pauta?

Esta oleada de represión ha tenido un impacto muy grande, a mi juicio, en unir más a elementos en el exilio que estaban bastante aparte. También, a nivel más popular, ha tenido reacción, por ejemplo, el acto que hicieron los artistas cubanos el 21 de junio en Miami, donde recaudaron unos 300.000 dólares para los familiares de los presos dentro de Cuba. Ese tipo de reacción popular no se veía desde los años sesenta. Por lo tanto, ha reactivado el problema de Cuba, pero en un nivel humano. Es interesante, en otras palabras, en la medida que los cubanos leamos las ideas cubanas, no en términos ideológicos, que es lo que nos separa, ni en términos estratégicos, que es lo que nos separa, sino en términos humanos, que es lo que nos une. En esa medida, es que nos vamos a acercar más. Por eso la palabra clave para la resolución de nuestro problema es ese encuentro entre los diferentes actores del cambio. Esa es nuestra política.

¿Cuál es su relación con la gente de dentro de la Isla?

En el caso nuestro, la democracia cristiana, hay un tema que es la conexión Cuba-Isla con Cuba-Diáspora. El Partido Demócrata Cristiano somos nosotros, que tenemos una alianza muy grande con el Proyecto Varela y Oswaldo Payá, y el Movimiento Cristiano Liberación, porque es el partido Demócrata Cristiano. Pero también tenemos una alianza con la Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada. Desde el principio hemos estado apoyando la Mesa. Tenemos una alianza muy fuerte con el Proyecto Demócrata Cubano, de Rafael León. Y hemos tenido una alianza y una relación muy estrecha con Elizardo Sánchez, y a través de él, con los grupos de derechos humanos. Por lo tanto, tenemos conexiones. También tienen conexiones los socialdemócratas. La Coordinadora Social Demócrata tiene una conexión directa con un grupo que se llama Arco Progresista, y con la Mesa de Reflexión. La Unión Liberal tiene una relación directa con el Partido Liberal Democrático.

En realidad han habido pocas conexiones, porque precisamente una actividad regular del gobierno cubano es impedirlo, no dejando que los de adentro salgan, y que los de afuera entren. Al no existir ese contacto personal, la Unión Europea se da cuenta inmediatamente, y plantea: lo que hace falta es que ustedes se reúnan, se encuentren, en temas que no sean divisivos, que no sean necesariamente políticos. Puede haber temas educacionales, económicos, sociales, ecológicos... Todo, menos política, que es lo que divide, vamos a facilitarlo. Por eso es que ellos se vieron como facilitadores y por ahí yo creo que va la cosa, no a través del enfrentamiento político, sino de los encuentros no políticos.

Hay una diferencia entre lo político y lo que respecta a la sociedad civil. ¿Habría que dejar que Cuba se incorporara en la OEA, por ejemplo, abrirle las puertas, y a su vez, condenarla a un nivel humano?

Es un tema clave, de si debe aislar o no se debe aislar. Nosotros, mi partido, creemos que no se debe aislar, que se le deben abrir las puertas. Ahora bien, eso no quiere decir que si les abres las puertas, cuando ellos cometan violaciones en el área de los derechos humanos, no haya que condenarlos. Pero esa condena no significa que los aíslas totalmente. Por eso hay que tenerlos en la mesa, porque si los tienes en la mesa de negociaciones contigo o en esas instituciones diferentes, puedes entonces castigarlos o criticarlos, condenarlos.

Yo creo que la política correcta es la del no aislamiento, pero sí de la condena, sobre todo en el área de los derechos humanos, que es donde ellos han fallado. Y si fallan hay que condenarlos, y es lo que ha pasado ahora. Es tan evidente el error que han cometido con la represión, que el mundo entero los está condenando. Pero eso no quiere decir que no está el peligro de que se aísle. Si se aísla, para ellos es bueno, porque están protegidos, no les pasa nada, controlan dentro de Cuba y ya. Esa es la visión nuestra, estratégica. No hay tampoco que castigar a personas, hay que condenar al sistema, pero no caerle arriba a las personas.

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