www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 3/3
 
No al aislamiento, sí a la condena
'Estamos en una fase de no ganar. Por lo tanto, en lugar de seguir echándole candela al fuego, hay que buscar maneras para entrar en una nueva distensión', señala Marcelino Miyares, presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.
 

¿Hay algún sector dentro del gobierno cubano que pudiera ser un posible interlocutor en el futuro? ¿Determinadas figuras de la nomenklatura perciben que Castro los está metiendo en un callejón sin salida?

Claro, no solamente los está metiendo, los compromete. Cuando lo de Ochoa, comprometió a todo el Partido Comunista. A nivel altísimo lo comprometió con la muerte de Ochoa, porque todo el mundo dijo que sí. Y en este momento también. Cada vez que hay una ola represiva lo que hace es comprometer, porque entonces aísla a su propia gente, y lo que está pasando, yo creo, que es un mensaje más para su propia gente —los que están cerca de él, que pueden estar pensando contrariamente—, que para la disidencia, que son opositores ya. Es una maniobra política, de control interno muy grande, en la cual tiene aterrorizada a su gente y a la disidencia, porque a nadie le gusta que le metan 25 años de cárcel... Así que, sencillamente, es un terrorismo de Estado.

¿Cómo ves el futuro del Partido Demócrata Cristiano en Cuba?

Nuestro partido se llama Partido Demócrata Cristiano de Cuba. Aunque estamos en el exilio le ponemos la coletilla, porque lo que queremos hacer es una gran coalición de grupos democratacristianos. En cada parroquia dentro de Cuba hay una célula incipiente, y en el futuro queremos crear esa coalición. En este momento estamos fuertemente asociados con Payá y con Rafael León, con dos grupos diferentes. Como producto natural sería que Payá fuera el líder de esa gran coalición y eso es lo que esperamos que suceda, aunque hay otros; pero en definitiva de todos los que hay en Cuba, en estos momentos el que ha florecido más es Payá. Lógicamente, él tiene el liderazgo natural para asumir esa responsabilidad y estamos fuertemente pidiéndole que haga eso.

¿Piensas que no han terminado las señales de Castro, que lo peor está por venir?

Hay una parte peor. Es la fase psicológica del desprestigio de la disidencia que comienza con el libro que acaban de sacar, Los disidentes, y de ahí en adelante una combinación de la fuerza física con la difamación. O sea, una combinación explosiva, lo cual logra aterrorizar más a la disidencia y a la gente propia de la nomenklatura. Pero no ha terminado la cosa, y mientras más se les contraataque desde fuera, lógicamente ellos van a atacar más a los que están adentro. Estamos en una fase de no ganar, en una dinámica de enfrentamiento que no lleva a ninguna parte, por lo tanto en lugar de seguir echándole candela al fuego, hay que buscar maneras para entrar en una nueva distensión. Esa sería la estrategia correcta.

¿Cuál sería el color político del exilio, a nivel de partidos?

En Miami, más que religiosidad, hay un clero cubano joven que está jugando un rol muy importante de liderazgo dentro de la comunidad cubana. Esto facilita que el laicado tenga una tendencia natural hacia un gran movimiento democratacristiano. En ese sentido, yo creo que tenemos la ventaja.

¿La Iglesia es la única institución dentro de la Isla paralela al gobierno cubano?

La única institución paralela al gobierno cubano con poder. Paralela al Ejército, vamos a ponerla así. Son las dos grandes instituciones, la Iglesia por un lado y el Ejército por otro, porque la sociedad civil es muy débil, incipiente prácticamente, no está todavía bien.

¿Cuál es la posición de la Iglesia? Hay gente que la critica, incluso hay matices dentro del país.

Está la Iglesia de Oriente, que tiene una posición más militante, y está la de Occidente, de La Habana, que tiene una posición más conciliadora o más diplomática. Yo creo que en la combinación de las dos cosas está una gran sabiduría. Es una situación que tiene que ganar por algún lado. Aunque se critica, hay quienes critican la posición conciliadora de La Habana, y otros la posición de Oriente. La Iglesia en ese sentido es muy sabia y lo importante es el rol que juegue.

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