www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 2/3
 
Las recompensas de la fe
Monseñor Agustín Román reflexiona sobre el exilio y su misión pastoral en ocasión del Día de la Patrona de Cuba.
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ, Miami
 

¿Después hubo algún intento de acercamiento del gobierno cubano, o ha intentado usted regresar a la Isla?

La Virgen de la Caridad del Cobre
Imagen Caridad del Cobre. Ermita de Miami.

No, no. Cuando la visita del Papa algunos sacerdotes quisieron regresar y unirse a la iglesia allí en ese momento. Yo rechacé eso. Muchos pidieron permiso entonces y no se lo dieron. A mí me "salieron" de Cuba por ser sacerdote. Yo ahora tengo el mismo pecado que en el año 1961, soy sacerdote. Nunca he pedido permiso al gobierno de Cuba para regresar, porque yo soy el mismo sacerdote que ellos expulsaron, soy el mismo "pecador". No he regresado a Cuba ni regresaré mientras el gobierno que me expulsó este ahí.

En su opinión, ¿qué arrojó la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba?

Antes de la visita del Papa a Cuba la iglesia dentro estaba como en silencio. Yo creo que el Papa sacó del silencio a los católicos. La fe estaba como el azúcar: sedimentada en el fondo del café. El Papa fue como una cuchara que revolvió a la iglesia y la manifestación de fe que hubo fue extraordinaria. Me parece que la visita del Papa fue una demostración del pueblo. En 1952 tuvimos una experiencia similar. En el cincuentenario de la República, la imagen de la Virgen de la Caridad recorrió toda la Isla, todos los pueblos, en poco más de un año. Ese recorrido de la virgen yo creo que fue una de las mejores encuestas que hemos tenido y la gente demostró su fe en todas partes.

¿Cómo valora usted las relaciones con la Iglesia en Cuba?

Desde el principio hubo relaciones. Si teníamos matrimonios aquí, teníamos que pedir las partidas allá. La Iglesia ha sido un instrumento muy grande de la unión. Creo que la iglesia de Cuba no puede pronunciarse en muchos puntos. Puede decir algunas cosas, pero no puede entrar en detalles. En el fondo no hay dificultad, porque nosotros y ellos seguimos los documentos de la Santa Sede. Yo encuentro diferencias: en Cuba hay que vivir con las limitaciones que impone el sistema, y aquí tenemos que vivir con otras limitaciones. El pueblo de aquí de aquí vive trabajando para ayudar a los de allá. A nivel político las cosas son distintas, dentro de los mismos católicos unos piensan de una manera y otros de otra. Creo que todos buscamos la libertad, pero no todos de la misma manera.

Una de las diferencias con la iglesia en la Isla es el apoyo que han dado los sacerdotes cubanos en Miami al Proyecto Varela

Al Proyecto Varela lo vemos como una iniciativa de raíz humanitaria, de darle al pueblo la posibilidad de elegir y por eso lo hemos respaldado. Creo que lo más importante es que un pueblo despierte, por eso creo que el Proyecto Varela tiene tanto de validez. No es tanto lo que pueda hacer, sino que es un proyecto que despierta a un pueblo, que hace una encuesta, que le pregunta si está de acuerdo o no, que por lo menos cuenta con el pueblo.

¿Cómo comenzó el culto a la Virgen de la Caridad del Cobre en Miami?

En el año 1961 los cubanos que estaban aquí querían celebrar la fiesta de la Virgen con una imagen de Cuba. Había un padre, hoy monseñor Jiménez Rebollar, que tenía una imagen copia de la del Cobre, que estaba en Guanabo. La sacaron de Guanabo y la asilaron en la embajada de Italia, pero no la podían sacar desde allá, y la llevaron a la embajada de Panamá. La encargada de negocios de la embajada de Panamá en ese momento, la señora Elvira Jované de Zayas, dice que se arrodilló ante ella y le pidió: "Si me das un salvoconducto (para algunos de los asilados cubanos que estaban en esa sede diplomática) antes del 8, yo saco la imagen tuya y la mando a Miami". Eso fue en la mañana, en la tarde recibió dos salvoconductos para el 8 de septiembre.

Los cubanos aquí preparaban la misa en el estadio —que luego se llamó Bobby Maduro— e invitaron al obispo. La señora estuvo en el aeropuerto de Rancho Boyeros el 8 de septiembre. Ella tenía la imagen, subió al avión y se la dio a uno de los asilados que venía. Cuando el hombre llegó al aeropuerto de Miami no encontraba a quien dársela, y se fue porque lo estaban esperando para el bautizo de una hijita de él en Miami Beach. Al llegar allí con la imagen —él ni sabía muy bien lo que traía en la maleta— vino la persona que estaba buscando a ver por dónde llegaba la imagen, la recogió y corriendo la llevó al padre Jiménez y al padre Luis Pérez. Ya era por la noche y entraron dentro del estadio con ella, y ahí vino el aplauso. Fue el primer acto que hizo el exilio cubano con la presencia de la Virgen. La Virgen mostró al mundo, a los periódicos, quiénes eran los exiliados.

1. Inicio
2. ¿Después hubo...?
3. ¿Qué influencia...?
   
 
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