www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 2/3
 
La isla de corcho
'Cuba tiene reservas morales para enfrentar una transición', afirma José Ignacio Rasco, fundador de la oposición democristiana en la Isla.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

¿Qué sucedería si se convocasen elecciones generales en un período de transición con 40 ó 50 partidos?

Eso sería el desastre. Ya ha pasado en algunos países de la "cortina de hierro". La oposición interna no tiene experiencia política administrativa, y electoral, mucho menos. Si se atomiza demasiado esa oposición, entonces existirá el peligro de que la gente más organizada, que actualmente responde a los intereses gubernamentales, sea la que gane las elecciones. Eso sería triste y lastimoso. Por eso, lo importante es buscar la unidad dentro de esa diversidad, agruparse en torno a patrones comunes.

¿Qué sistema electoral o de gobierno podría ser el más adecuado para la Cuba del futuro, presidencialista o parlamentario?

Yo creo, como Luz y Caballero, que "Todos los sistemas y ningún sistema, he ahí el sistema". O sea, los sistemas dependen de los hombres. Lo fundamental es buscar personas honestas y capaces. Sin embargo, me inclino por un sistema semi-parlamentario, como el que había en la Constitución de 1940. El presidencialismo siempre tiende al caudillismo, y de eso tenemos que irnos liberando poco a poco. El parlamentarismo, adecuado a las circunstancias cubanas, pudiera resultar práctico.

¿Bicameral o unicameral?

Prefiero lo bicameral, porque creo que el Senado debe estar compuesto por la gente de mayor experiencia, y la Cámara, por gente más audaz, más díscola —si se quiere—, más revolucionaria, perdonando la palabra. El bicameralismo le da cierto sentido de interdependencia de las dos cámaras y eso neutraliza un poco el vanguardismo de algunos o el "trasnochadismo" de otros.

En su opinión, ¿cuáles debieran ser las primeras medidas de una transición, las indispensables?

Lo primero, antes de abordar cambios sustanciales, e incluso electorales, hay que predicar con la justicia y la verdad. Un comité de justicia y verdad, como se ha hecho en otros países, debe buscar aquellos casos señaladamente duros, desde el punto de vista de su crueldad o maldad, porque hay que hacer justicia.

Ahora, fuera de eso, no podemos convertir aquello en una cacería de brujas porque nadie saldría vivo de eso, porque, como se dice: "Todos en él pusisteis vuestras manos". Unos son culpables por omisión, otros por acción, pero en definitiva hay que buscar un espíritu de reconciliación.

Es un proceso difícil porque hay mucho espíritu de venganza por parte de alguna gente, pero creo que tendrá que primar el sentido martiano de cooperación y solidaridad. Martí en esto fue ejemplar. Él llamó en el Manifiesto de Montecristi a todo el mundo: a los autonomistas, anexionistas, reformistas en general y a los españoles mismos, a los americanos y a todos los cubanos. Tendremos que olvidar algunos agravios. No podemos pasar una cuenta demasiado rigurosa, porque nos la van a pasar a nosotros también, y todos somos culpables de algún modo.

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