www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 4/4
 
Cruz y resurrección
Mike Porcel: 'La Nueva Trova fue un movimiento controlado y controlador. Mi experiencia en Cuba fue traumática'.
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ, Miami
 

¿Recuerda algo estimulante de esa época?

Debe de haber algo… pienso que el hecho de pasar por esa experiencia siempre te enseña algo. Dentro de lo malo, fue renovadora. Realmente tengo muy malos recuerdos, una sensación de frustración de un trabajo no realizado, de siempre estar luchando un poco contra la corriente. Fue una época también de definiciones, donde conocí a los que de verdad eran mis amigos y a los que no. Fue, en un sentido, decepcionante, y en otro, esclarecedor.

De los músicos, siempre recordaré con agradecimiento y cariño a Pedro Luis Ferrer. A pesar de que se mantiene allí, desde el punto de vista de amigo y de colega, pasó por alto todo y siempre se mantuvo a mi lado, y eso nunca lo olvidaré.

De esos años recuerdo el asedio de la Seguridad (del Estado). Te citaban: 'Sabemos que estás tocando aquí en la iglesia y si sigues te vamos a llevar preso'. Creo que era una forma de intimidación. Al menos, en esos momentos, no les convenía a ellos crearse un problema dentro de la iglesia; pero quizás fue un poco de suerte para mí, porque cuando han querido pasar por encima de cosas, han pasado. Pero de alguna manera me mantuve ahí y ellos no pasaron más allá de la raya; no sé si fue un pulso entre los dos, si lo gané o si ellos se dejaron ganar.

En el año 1988, el Alto Comisionado de la ONU envió una delegación a Cuba por una serie de denuncias de violaciones de derechos humanos, y llevaban mi caso entre otros muchos miles. Pasando por alto amenazas y burlando la vigilancia, porque ellos (los miembros de la Seguridad) no querían que yo declarara, fui a declarar ante la delegación. Como a los dos meses de haberse ido ésta, me autorizaron a irme de Cuba.

¿Cómo le ha ido en el exilio? ¿Cómo es que no había grabado ningún disco?

Nunca he podido grabar prácticamente nada. Cuando llegué a España, en el año 1989, conocí a Elsa Baeza, una cantante cubana que lleva muchos años en España. Ella hizo un disco con canciones mías en 1990, que se llamó Mis momentos felices. Fue lo primero que grabé al salir de Cuba, después no he vuelto a grabar más nada.

Salí a España en un momento en que estaba el PSOE en el poder. Ahí me di cuenta cómo los progresistas europeos ya te consideran un poco enemigo de ellos. Pensé: 'Salí a un lugar ideal, tengo un trabajo hecho en español', y no fue un campo propicio para eso.

Cuando llegué a Estados Unidos, como siempre me ha interesado el trabajo de compositor para obras de teatro y cine, me dediqué a eso, a componer música original para teatro y para unos dibujos animados, y por esos caminos me he ido yendo. Prácticamente todo el tiempo que estuve en Miami trabajé para el Teatro Avante, para el Festival de Teatro Hispano, y tengo como 10 ó12 obras hechas allí.

Ahora decidí empezar a producir mis cosas y a grabarlas yo mismo, no esperar por ninguna casa de nada. Tenía un trabajo de varios años engavetado y lo acabo de terminar, estoy en el proceso de sacarlo. Es totalmente distinto a las cosas por las que la gente me recuerda. Es un trabajo que de alguna manera recoge todas mis experiencias musicales y todas las influencias musicales de mi carrera, pero es más bien música instrumental. Tiene momentos de canciones muy breves que sirven de enlaces entre los distintos movimientos musicales. Se llama Ecos.

¿Piensa en algún momento hacer un disco con las canciones que compuso en Cuba y con las que siguió haciendo después?

Yo siento que eso es como un fardo que está conmigo y que tengo un compromiso moral con eso, por muchas razones. Primero, porque creo que es un trabajo de calidad que es una lástima que se quede engavetado. Segundo, porque cuando lo miro con objetividad pienso que tiene total vigencia, ahora mismo es lo próximo que me interesa hacer.

¿Cómo compara su experiencia como músico en Cuba y en el exilio?

Aquí, quizás, no he tenido todas las posibilidades que hubiera querido, pero la experiencia de Cuba fue traumática. La de aquí es distinta, difícil. No se puede esperar que la gente crea que uno es el genio del siglo y esté esperando por lo que tú haces. Ubicarte y encontrar tu espacio lleva tiempo, y eso es parte de la experiencia.

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