www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
Parte 2/3
 
Carta a Pável Korchaguin
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Yo, sin embargo, siempre quería ser Pavel Korchaguin. Me ilusionaba entonces reventarme trabajando por el Partido y quedarme medio ciego al final. Ahí caía yo en serias contradicciones, pues también abrigaba —más que con astracán o piel de nutria— el propósito de convertirme también en un buen higo, y expósito amantísimo que nutría a sus pequeños vértigos o vástagos bastantes devastagados. Les abrigaba y les nutría, y los hacía algo así como hombres de bien, para que lucharan contra el Zar y el azar, contra los Popes y los kulaks, y rodaran por la estepa bayamesa en aquellas indetenibles cabalgaduras. Creo que allí mismo fue que se descolocó la cosa, pues comenzaron a desaparecer los caballos. Porque, vamos a ver, que de esto me fui enterando más tarde, eliminados los kulaks aparecieron los gulags, y los atamanes cambiaron los ademanes, y de muchos "padrecitos", quedó uno solo, inmenso, "capitán, a quien resguarde Ochún y proteja Changó". El mujik no pudo mugir, y tu gente, antes subversiva, cuando terminó de subvertir, calificó de subversión todo lo que les subvertía la molienda establecida, es decir, el borsh ideológico.

Porque, Pavelio, una cosa es que a uno le repatée la injusticia mundial, y otra que lo parejo a la fuerza sea obligación diaria, 24 horas, los 365 días del año. El hombre podría estar en ese aparejamiento ocho horas, digamos, respetando fines de semana, fiestas y vacaciones. Y cuando se cumpla la jornada, calabaza calabaza, cada uno para su casa, en carro o a pie, a disfrutar lo que Dios le dio y San Pedro le gestiona y bendice. A mí mismo, que por poco me deskoljosian en la imitación tropicalísima que hizo otro padrecito, me duele mucho ver a un niño, prieto, escuálido, mosqueado entre las moscas, y con una tremenda falta de agua en el organismo pertinente. Pero si de sopetón lo tiras a un charco, y se convierte en náufrago, de a Pepe, seguro protesta. Que tal vez argumente que no quiere vida de sapo. Por eso te digo que todo el embrollo de la igualdad ha de ser planificado, pensado, acordado por ambas partes y viceversa, estudiado a fondo. Por ejemplo, que ese angelito requemado y lleno de resquemor tenga derecho a bañarse un par de veces al año en la piscina de Julio Iglesias —siempre con su consentimiento, no vaya a ser que se quede afónico de tanto gritar por la molestia— y aquí paz y en el cielo Gloria Estefan o Swanson melena.

Ya de grande, y cuando me di cuenta de lo tontolín que habías sido en aquella novela de nombrecito tan sexualote, me dio por averiguar cosas picantes, que sé que no te van a gustar nadita de nada. Pero a mí, tu sulfure me refanfinfla. Comenzando por el nombre eslavo sin pan. En ruso se pronuncia: Tak zakalialas stal. Y ese stal en el zakaliala me pone los nervios de ponche. Me remite al férreo Pepe, el Joseíto que acabó con la mantequilla y de paso metió en la torre a Babel. Usted babel cómo vamos a stal si le seguimos la pista. En español, castellano e incluso en cubano de Mayabeque, esa frase que suena a sonajero de los Urales, fue traducida como: Así se templó el acero, en un país donde el vaho del estío, la fogosidad de la canícula insular y la producción metálica le daba un repunte libidinoso al verbo, y de paso al material. Qué fallo, como diría Pedro Navajas, para seguir en lo metálico.

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