www.cubaencuentro.com Lunes, 02 de febrero de 2004

 
Parte 3/3
 
Carta a Éufrates del Valle
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

No era su cuerda, ya lo sé. En usted el vórtice de la palabra se calentaba y comenzaba a expandirse en azules volutas voluptuosas, describiendo minucioso, atendiendo al sonido cantarino, que adormeciera, que excitara con su ampulosa forma de campana de cierzo sin importarle mucho lo que decía sino cómo lo decía, en dulces notas líricas que lograban luego un in crescendo hasta llegar a un redoble de pífanos donde atacaban para rematar las pailas deliciosas.

Todo muy sinfónico y sinforioso, alígero y cisnérico, balsámico o valsístico, haciendo parecer caviar el huevo frito; traspolando, taponeando, taconeando con figurao de pantera, extendiendo la parra de su lenguaje fosfórico hasta inundar el oído muelle, sin detonaciones y cagástrofes. He ahí su marca de zorro: del azafrán al lirio, amanerado y franchute, pero con la billetera abierta. Un bálsamo que los socotrocos agradecían soltando las pecuaras, las morocotas, con la mucura en el suelo.

Veamos si logro atrapar la cadencia dulzona de sus aires. Usted describiría, más o menos así, un baile en la casa de Plutarco Tuero: "Destacaba, por sobre las demás flores de primavera, la núbil y virginal hija de nuestro prócer, el señor Plutarco Tuero, con sus gráciles andares realzados por la finísima organza traída expresamente de la capital para tan fasto envite. Lirio de inaudito frescor, sus mejillas arreboladas esconden, como el bulbo del tulipán en el céfiro invernal, aroma de caléndulas en efervescentes ensoñaciones, y las promesas que Minerva depara a sus discípulas, y la delicadeza de cuna que la hermosísima señora Doña Remigia de Tuero, femme d'or, ha bordado en ella, cual delicado rubí, donde arrebulle en orgiástico torbellino, la sangre de su abolengo". Es como para deprimirse, señor del Valle.

Intentaré ahora remedar —no lo puedo remediar— algo de lo que nos apabulla en los diarios insulares: "Ahí está Pedro, el héroe anónimo, con el rostro surcado por cien marcas del sacrificio. Nos recibe en su modesto hogar revolucionario, donde la humildad es la reina. Sereno, pequeño para ocultar su grandeza, con el inseparable tabaco entre las comisuras de una boca que, aún sin dientes, sabe reírse de las dificultades, y el guiño fiero de la mirada con la que, noche tras noche, durante treinta largos años, ha observado el mar, manteniendo a rayas al enemigo, etc.".

¿Nota el vuelo, el vuele parecido, el similario en el tono atónito y desentonado? De las dos lecturas nos quedan algunas amargas, simples, tiernas e inolvidables reflexiones: Su crónica social —nada roja, por cierto— se dedica a la guataquería directa, al pelotazo dirigido a la faltriquera del monarca municipal. El otro no, el otro, por engañoso, se limpia el pecho con el poder y con algo llamado "estado de opinión", que no es más que la opinión del estado. ¿Después de eso cree que iba yo a atreverme a tallar, con trazos brevísimos y firmes, como El Telegrama de Jalisco, algo como: "Atrapa imperio Saddam hueco infecto, mafia Miami alégrase".

De las comparaciones anteriores saco yo otras finas hierbas: ni la grácil hija del alcalde, ni el aguerrido Pedro, tienen televisor. La primera porque no se había inventado. Y el segundo, tal vez por lo que no dice la noticia, cuando el pobre Pedro —el genial Pedro— no lo ha solicitado porque no le agrada la programación que trae incluida.

Ahora, hay una simetría entre las dos personas descritas. La joven danzante, envuelta en el horrible vestido de organza u organdí, y el héroe humilde y anónimo que mantiene a raya al enemigo, son un par de comemierdas. Lo que el gacetillero de marras no dice del vigilante que se ha soplado 10.950 noches en pasme patriótico son las dos razones que le hacen realmente heroico para una mente como la mía: Pedro no se ha ido del país y sigue consiguiendo tabacos. Ahí estaba la noticia.

Tantos años dedicados al tema, con el alma prensada y marchita, me han dado un ring que no es de teléfono. Tengo, cómo iba a ser de otro modo, esquemas típicos de esa prensa de ahora que se inspira en su estilo y en su espíritu de corcho, y cuya misión acata y maquilla. No disienten siquiera en lo retozón, en algo que me hace recordar a aquel esforzado émulo suyo, que atendía los ecos sociales pero, discriminatoriamente, en una sección dedicada a la clase sufrida, los de la color quebrada, y que, para anunciar las nupcias de dos novios oscuros, escribió con sana malicia en vísperas del enlace: "Pajita a pajita han construido su nido de amor", mencionando así, de paso, la pureza sexual de la relación.

Ya le escribiré otro día a alguien del gremio, y volcaré mi elucubrado informe prensado sobre el emporio comunicativo que ha creado nuestro Plutarco mayor, ese que lleva más de 45 años dándonos tuero cada día. Un genio, un innovador del lenguaje y la moralina. Que en vez de periodistas ha creado una verdadera industria de sostenedores de micrófonos.

Yo me quedo con el jab de martillo de aquel diario simple del siglo XIX mexicano, y así redacto mi opinión sin opio: "Gobierno peor que tapia, constitución ni Dios".

Muy crónico y con reportaje de chícharos

Ramón

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