www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
Parte 3/3
 
Carta a José Ángel Buesa (I)
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Claro que para que esa trigueña reaccione y el menor comience a comprender que Darwin y Freud no pasaron por esta vida infructuosamente, debe rendirla. ¿Y cómo hacerlo de un modo instantáneo, si no depositando en su oído malvado una joyita como: "Señora; según dicen, ya tiene usted otro amante./ Lástima que la prisa nunca sea elegante…". Y en lo que la muchacha se asombra, se asusta, enrojece trémula y ávida, y se le nublan los ojos y el entendimiento, a punto de preguntar quién nos informó tal calumnia —uno puede cantarle en ese momento "me lo dijo Adela", con el cha cha chá casi en la mano— se le puede haber arrancado ya un poco de impedimento textil, para entrar a matar.

Una vez probé con Neruda, que en aquella época fue usado como suplente suyo, a pesar de que tenía como un quiste medio estalinista en un lóbulo, y no me funcionó con la muchacha. Tal vez elegí mal los versos. Recitarle a una dama la Oda al caldillo de congrio tampoco abre camino para un sexo fraternal y flameante. Al menos no causan el estupor y el relajamiento que otra cosita suya provoca. Con Alturas de Machu Picchu, también del chileno, obtuve reacciones muy peligrosas.

En otra ocasión hice el experimento y aquella dama se quitó hasta la dentadura postiza sin que yo hubiera terminado de declamar: "Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,/y no volver el rostro para verte pasar./ Puedo apretar mis labios un día y otro día…/ y no puedo olvidar". A la altura de la palabra "labios" ya estaba aquella infeliz sin sonrisa, sin nácar en los suyos, y avanzando sobre mí con furia de aplanadora de los Urales, llevando en su florida mano un puente molar que era más largo que el puente de Bacunayagua. Me dieron terror ella y sus versos. Y la capacidad movilizadora que tenían sus imágenes simples.

Tal vez sea el verano o la nostalgia. Quizá a esta altura catalana me gustaría tener nuevamente 40 años. Ah, si volviera a tener 40 años, sabiéndome sus versos como ahora me los sé, cuántos estragos no hiciera. Con eso y haber nacido en Bayamo, posiblemente le discutiera a Carlos Manuel lo de ser Padre de la Patria. Algunos críticos envidiosos han dicho que lo suyo era sabiduría de bar, coqueteo de coqueta, chorizos verbales. Lo dicen sin haber hecho jamás una buena longaniza, en uno de esos bares de mala muerte donde se beben la horrible bilis de los alcoholes mal destilados. Es verdad que usted abusó un poco de los perfumes, los ojos de esmeraldas, los nácares virginales, tormentos infinitos y demás colonias baratas, pero no vea cómo siguen todavía funcionando, aunque haya otro Buesa tronante en el trono, que en el fondo sueña, tras desbuesar el país, seguir siendo buesa majestad.

Por eso le convoco a otra cartuja, con perdón de los amables oyentes y televidentes. Ahí hablaremos de lo apuesto que dicen que era, y me apostaré otras cosas, como haberle apostado usted a la antítesis y las paradojas, que de estas últimas me hice muchas yo en mi buesera adolescencia. Así que no le canso más hasta el siguiente encuentro, al que no poemos renunciar.

Lamentándome como Proteo en su Oasis,

Ramón

1. Inicio
2. Ahí fue...
3. Claro que...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a San Fang Kong
RFL, Barcelona
Carta a Tristán de Jesús Medina (II)
Carta a Tristán de Jesús Medina (I)
Carta a la Materva
Olimpiadas 9/11
ENRISCO, Nueva Jersey
Carta a Sarah Bernhardt
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir