El gobierno es como el violín, se toma con la izquierda pero se toca con la derecha. Esta frase lapidaria sirve para describir las medidas que el gobierno izquierdista de Luis Ignacio Lula da Silva ha comenzado a tomar en menos de un mes de mandato en Brasil.

Porto Alegre. 'No dejes que vendan Brasil'

Claro que este no es período de tiempo para evaluar a un gobierno. Sin embargo, las hojas de ruta de su equipo económico muestran claramente la continuación de las políticas macro y micro de la presidencia anterior, criticadas fuertemente por el propio Lula da Silva como "neoliberales" durante la campaña electoral en que resultó victorioso.

La situación se hizo más evidente en el Foro de Porto Alegre. La primera manifestación por las calles de la ciudad enarboló consignas contra el FMI, institución con la cual el Gobierno de Lula da Silva reafirmó sus compromisos; contra el pago de la deuda externa, lema dejado de lado oficialmente por el equipo económico actual; contra las altas tasas de interés, que el Banco Central acaba de elevar en su primera medida después de la toma de posesión, entre otras acciones concretas del flamante presidente.

El miembro del Consejo Internacional del Foro de Porto Alegre, el sociólogo Emir Sader, declaró durante la inauguración del evento que "prioridades mantenidas por el Gobierno de Lula, como la austeridad fiscal y monetaria, no son sustentables para un gobierno izquierdista (...). Para corresponder a las expectativas de su elección, Lula tiene que romper con la lógica viciosa del gobierno anterior, bajar las tasas de interés y crear empleos".

Pero el mayor malestar de las izquierdas presentes en el Foro Social fue la decisión de Lula da Silva de participar en el Foro Económico Mundial o Foro de Davos. "Lula va a legitimar un proceso que juzgamos decadente", comentó María Lisa Mendoza, directora de la Red de Justicia y Derechos Humanos y miembro del Comité Organizador del Foro de Porto Alegre. Según ella, "Davos defiende políticas de poco éxito, como la adoptada en Argentina, y ampara las grandes corporaciones americanas acusadas de corrupción".

Por su parte, el francés Bernard Cassen, de la organización "Acción para la Tributación de las Transacciones Financieras en Apoyo a los Ciudadanos", ATTAC, también fundador del Foro de Porto Alegre, reconoció las limitaciones de Lula da Silva frente al poder de los mercados globales. Expresó que las "medidas de ruptura tendrían costos imposibles de evaluar en el momento", aunque reconoció que "existe una frustración en relación a la conducción macroeconómica del Brasil por el partido de Lula da Silva hasta ahora".

El presidente brasileño se vio precisado a emitir un comunicado oficial explicando las razones de su decisión de asistir a Davos. Quedaban atrás sus palabras del año pasado durante la inauguración del Segundo Foro de Porto Alegre, donde expresó: "Aquella cantidad de cerca de alambre de púas que la prensa exhibió en Davos, muestra que lo que aquellos hombres estaban pensando no sería bueno para una gran parte de la humanidad, sobre todo para los pobres".

En la arena internacional, el acontecimiento más importante del Gobierno Lula ha sido la creación —a instancias suyas— del "Grupo de Países Amigos de Venezuela". Antes había accionado el intermitente, como quien dobla hacia la izquierda —mandó un barco con gasolina en auxilio de Hugo Chávez—, para luego hacer un giro rápido hacia la derecha, al incluir a los Estados Unidos en el Grupo y despachar a Hugo Chávez con las manos vacías. El venezolano había visitado Brasil para presionarlo e incluir a Cuba, Rusia y China en el mencionado Grupo.