La situación en Argentina parece encaminarse hacia la normalidad. Ello debería alegrar a más de uno. La experiencia de los últimos años en la nación sudamericana ha sido un verdadero calidoscopio de cómo la relación entre la economía y la política puede ser virtuosa o desastrosa.

Buenos Aires. Tres de La Plata por uno de los verdes.

La situación financiera puede sostener o provocar el colapso de un Gobierno. En Argentina, fueron varios los presidentes que cayeron en un corto lapso de tiempo. En otros escenarios, como los de Cuba y Venezuela, los gobernantes se aferran al poder y les importa poco el coste social de sus acciones. En estos dos últimos casos se habla demagógicamente del bienestar del pueblo cuando en realidad importa muy poco a las autoridades.

Los argentinos deben acudir a las urnas el próximo 27 de abril para elegir a un nuevo presidente. Aún resulta prematuro hacer pronósticos. Inclusive, es muy probable que diferentes corrientes del Partido Justicialista presenten sus propios candidatos.

El actual presidente, Eduardo Duhalde, ya anunció que no se presentará y en una entrevista publicada el domingo 26 de enero en el influyente diario El Clarín, afirmó: "Tiene que haber innovación. El tema es cómo nos visualiza la sociedad, que realmente está pensando en el cambio. Yo interpreto lo que quiere decir la sociedad con que se vayan todos. Por eso, el día que asumí, avisé que me voy. Entiendo que la sociedad tiene razón: son necesarias nuevas caras además de nuevas ideas".

El mensaje de Duhalde estuvo dirigido directamente al ex presidente Carlos Menem (1989-1999), quien a toda costa trata de presentarse como candidato para un nuevo mandato y aspira a recibir el apoyo de los peronistas.

La nueva figura que ha surgido en el panorama nacional argentino, con algunas probabilidades de llegar a la Casa Rosada, es el gobernador de la sureña provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner.

Kirchner ya proclamó que "el justicialismo tiene que convocar a todos los sectores nacionales, progresistas y racionales de la sociedad a un gran frente de gobernabilidad, porque es la única forma de generar un proyecto de construcción en serio en Argentina".

Los analistas consideran que será prácticamente imposible que uno de los candidatos logre mayoría absoluta el 27 de abril, por lo que resulta muy probable una segunda vuelta, el 18 de mayo.

En realidad, cualquiera que sea el resultado la única fórmula para asegurar la gobernabilidad sería a través de un consenso entre diferentes fuerzas políticas, que tomen en consideración para la eventual alianza las cuestiones prioritarias para la sociedad.