La delegación cubana llegó a la XIII Cumbre Iberoamericana con una tarea bien precisa: utilizar todos los medios posibles para que el proyecto de crear una Secretaría Permanente fuese aplazado.

Foto de familia sin Castro: ¿prejubilación o temor?

Ese organismo pudiera ser el embrión de una futura Comunidad Iberoamericana que, en ocasiones, actuaría con voz propia en asuntos internacionales. Sin embargo, La Habana, con ese afán de protagonismo que caracteriza a Fidel Castro, sólo podía encontrar defectos en el estudio realizado por el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso.

Antes de que comenzara la Cumbre, el ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, hizo declaraciones públicas que reflejaban los temores del régimen cubano.

Sobre la iniciativa de reforma de las cumbres iberoamericanas, que Cardoso presentó a los gobernantes, el gobierno cubano tiene serias dudas en algunos aspectos y, en concreto, considera que la nueva Secretaría General propuesta "no es realizable en los términos" establecidos, declaró Pérez Roque, identificado como el personaje de la nomenklatura cubana que mejor interpreta el pensamiento del Líder Máximo. "Es bastante amplia la idea de que se requiere tiempo para examinar las ideas presentadas por Cardoso", dijo, y añadió que "hay que discutir con calma, se puede tomar nota y abrir un diálogo".

Según el canciller, La Habana tiene "preocupaciones sobre las competencias" de la Secretaría General y sus atribuciones, porque implica un proceso legislativo y "tiene que ser fruto de un tratado intergubernamental que se negocie".

Evidentemente, como resultaba imposible detener el consenso que se generó para aprobar la iniciativa de Cardoso, el vicepresidente cubano Carlos Lage de seguro recibió instrucciones del Comandante en Jefe para no romper la unanimidad.

En este caso, el gobierno de La Habana tuvo que conformarse con aplazar para la próxima Cumbre (Costa Rica) la decisión sobre el país sede de la Secretaría General y el reglamento para su funcionamiento. Para la prensa internacional (menos la cubana), éste fue el logro principal de la XIII Cumbre Iberoamericana.

Castro debe haber leído en los resúmenes de prensa informaciones como esta: "España logró su objetivo de que se aprobara por unanimidad el informe Cardoso para reformar las cumbres, tras vencer las reticencias de algunos países como Cuba".

De acuerdo con la prensa oficialista de la Isla, la Declaración de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) fue, simplemente, un documento antineoliberal. Por supuesto, no hubo mención alguna en los diarios cubanos al apartado que consigna: "Reconocemos que la democracia, la paz y el desarrollo son conceptos estrechamente vinculados que se refuerzan mutuamente y, en este sentido, reiteramos nuestro compromiso con la consolidación de la democracia y el mantenimiento del Estado de Derecho".