www.cubaencuentro.com Jueves, 05 de febrero de 2004

 
  Parte 1/2
 
La revolución de los bolígrafos
Firmas sí, fusiles no: una apuesta venezolana por la democracia.
por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas
 

Muchos venezolanos imaginaron que con el encendido de la Cruz del Ávila, que marca el inicio de la Navidad, llegaría un poco de paz a este convulsionado país. Pero las esperanzas se desvanecieron rápidamente. Parece que el año terminará como mismo comenzó: con la gente angustiada por el desenlace del drama político.

Firmas en Venezuela
Recolección de firmas: ¿Vía del cambio?

Desde hace 40 años, una enorme cruz de 37 metros de alto por 18 metros de ancho es encendida en el cerro El Ávila, que rodea a Caracas. La cruz está afincada a 1.530 metros de altura, por lo que basta con mirar hacia el norte para deslumbrarse con este símbolo navideño. El año pasado el espíritu de la Navidad no llegó a Venezuela, desgastada en ese momento por un largo paro nacional que buscaba la renuncia de Hugo Chávez. El presente está marcado por la incertidumbre sobre la validación de las firmas que la oposición recogió para solicitar un referéndum revocatorio sobre el mandato del gobernante venezolano.

Pese a que la sociedad está divida en dos bandos aparentemente irreconciliables, chavistas y "escuálidos" (opositores), en los últimos días se pudo constatar que hay muchas cosas que todavía unen a los que viven aquí. Durante los procesos de recogidas de firmas contra diputados opositores, a cargo del oficialismo; y contra Chávez, por parte de sus adversarios, ambos sectores demostraron su apego a los valores de la democracia. Cinco años de revolución bolivariana no han sido suficientes para arrasar con más de 40 de ejercicio democrático.

Del 21 al 24 de noviembre pasado tuvo lugar la recolección de firmas contra 37 diputados opositores, la cual se desarrolló en un ambiente de completa normalidad. No se registraron manifestaciones de violencia, puesto que los "escuálidos" se abstuvieron de manifestar su desacuerdo. La convocatoria no contó con una afluencia masiva, porque la revocatoria de diputados contrarios al proceso revolucionario no es un tema prioritario para los chavistas de a pie. La iniciativa surgió de la cúpula del Movimiento Quinta República (MVR), el partido de Chávez, que quiso pasarle la cuenta a los parlamentarios "traidores", que se pasaron al bando contrario.

Por su parte, la oposición se volcó a recoger las firmas contra Chávez del 28 de noviembre al 1 de diciembre pasados. Mucha gente hizo largas colas para firmar, porque la prioridad de la nutrida oposición es sacarlo del poder. Los partidarios del oficialismo mantuvieron la calma; nadie vio bajando de los cerros a chavistas desesperados por defender la revolución. Los incidentes violentos corrieron por cuenta de pequeños grupos de afectos al gobierno, agitadores de oficio, siempre a la caza de alguna oportunidad para desatar al caos.

Ninguno de los incidentes llegó a mayores por la presencia de la Fuerza Armada, que activó el Plan República con el fin de garantizar el orden y la seguridad de los participantes en ambos procesos electorales. Los 60.000 militares que custodiaron las mesas de recolección tuvieron un comportamiento apegado a la Constitución, sirviendo de muro de contención ante posibles excesos de ambos bandos. Por ejemplo, en el centro de recolección de firmas ubicado en Parque Central, en Caracas, un pequeño grupo de "tupamaros" trató de amedrentar a la gente para que no firmara, y el Ejército los contuvo. Solamente pudieron gritar "¡Uh, ah, Chávez no se va!", hasta que se aburrieron.

Poco antes de los dos eventos electorales, las encuestas de opinión habían revelado que la mayoría de los venezolanos mantiene un apego muy alto a los valores democráticos. Esto se pudo constatar en un sondeo realizado por la agencia Consultores 21. Más de la mitad de los entrevistados, entre los que había chavistas y opositores, apoyaron la celebración de referendos revocatorios. Prefirieron los votos, en vez de la violencia, como vía para salir de la crisis que afecta a todos. Da igual que amen a Chávez o que lo detesten.

"La pérdida de la unidad, de la estabilidad y de la paz dada por el discurso violento", es una de las cosas que más le reprocha la gente al gobierno de Chávez, de acuerdo con la  encuestadora Consultores 21.También le critican el haber favorecido "las relaciones con Fidel Castro y con otros líderes que encarnan tendencias políticas distintas al sistema democrático".

En toda la historia venezolana, Chávez ha sido el presidente que más apoyo ha tenido a su gestión. Los venezolanos le entregaron un cheque en blanco para que adecentara el país, pero a estas alturas parece haberse quedado sin fondos. Según la empresa encuestadora Keller y Asociados, la popularidad del gobernante —que se remontaba al 84%, en el primer trimestre de 1999— ha caído al 31% en el último trimestre de 2003.

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