Hasta que la crisis no concluyó, el personal diplomático cubano se mantuvo en tensión. Chávez fue traído de vuelta por los militares, en las primeras horas del 14 de abril. Dos días después, Felipe Pérez Roque volaba hacia Caracas con la misión de condecorar al personal que "heroicamente defendió la Embajada de Cuba, durante el fallido golpe de Estado en Venezuela".

El procónsul de Cuba en Caracas

Lo que pasó entre el 11 y el 14 de abril sigue siendo confuso. A pocos días de finalizada la crisis, unas declaraciones del entonces subsecretario adjunto para Asuntos Interamericanos de EE UU, Otto Reich, contribuyeron a enrarecer aún más el panorama. El funcionario norteamericano afirmó que "el 12 de abril, cuando la situación era todavía inestable en Venezuela, aterrizaron en (el aeropuerto internacional) de Maiquetía, cuatro aviones cubanos. ¿Cuál era su misión, qué transportaron, o a quién transportaron? No lo sabemos, y si lo supiéramos yo no lo diría aquí".

La cancillería cubana desmintió tales afirmaciones. "Si hubiese sido necesario aterrizar un avión civil cubano en Venezuela para recoger al personal diplomático cubano, asediado por los amigos del señor Reich, o para cualquier otro objetivo humanitario y pacífico, lo habríamos hecho y no tendríamos por qué ocultarlo". En adición a esto, el Ministerio de Relaciones Exteriores desea hacer constar que el sábado 13 de abril el gobierno de Cuba dio instrucciones de reunir en determinados puntos a los colaboradores civiles cubanos, excepto al personal médico, y procedió a realizar los trámites pertinentes para llevar a cabo su evacuación, sin que fuese necesario hacerlo, ya que el golpe fascista impulsado por el señor Reich duró menos que un merengue en la puerta de un colegio".

Los encontronazos de la embajada cubana con la oposición venezolana no terminaron con la crisis de abril de 2002. Un año después se produjo un incidente violento frente a la representación cubana, protagonizado por chavistas y opositores. La situación acarreó un fuerte altercado verbal entre el embajador Sánchez Otero y Henrique Capriles, alcalde del municipio de Baruta. El embajador acusó al alcalde, que pertenece al partido opositor Primero Justicia, de saber que se iba a producir una agresión contra la sede diplomática "por los mismos terroristas y fascistas que arremetieron contra ella en abril de 2002".

En aquella oportunidad, Sánchez Otero llamó a los círculos bolivarianos para que se enfrentaran a los manifestantes opositores, cuando lo establecido es que se solicite protección a la policía municipal o a la Guardia Nacional. Luego de este episodio, la coalición opositora Coordinadora Democrática pidió que se declarara "persona non grata" al embajador cubano por su "grotesca intromisión en los asuntos internos venezolanos". "Sánchez actúa con una prepotencia que parece un procónsul dictando instrucciones. Lamentamos que el Gobierno no asuma la postura que le corresponde en defensa de la soberanía nacional que el embajador cubano viola", señaló un comunicado opositor.

La saga no terminó ahí. El 16 de marzo de este año, la fiscalía venezolana dictó una orden privativa de libertad contra el alcalde Henrique Capriles por su vinculación con los sucesos violentos ocurridos frente a la representación cubana, en abril de 2002. Según el alcalde opositor, la situación en la que se encontraba "no es por lo ocurrió hace dos años en la Embajada de Cuba. No es una casualidad que esto esté ocurriendo, justo cuando se define el destino político del país. Este año habrá referéndum revocatorio y elecciones regionales. La gente ve en mí un reflejo de lo que le puede pasar a quienes disienten del Ejecutivo. Yo me pregunto: ¿por qué tanto empeño en hacerme un juicio y no hay celeridad para establecer, por ejemplo, la verdad de la matanza de El Silencio, el 11 de abril de 2002?". Días después, la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia anuló la orden de detención contra Capriles, pero se preparan nuevos recursos en su contra.

La "revolución bolivariana" ha puesto a Cuba en el centro de dos fuerzas opuestas. Por una parte, el gobierno trata de estrechar al máximo sus vínculos con la Isla. Una pequeña muestra de ello es que en la actualidad hay 10.000 especialistas cubanos trabajando en Venezuela, diez veces más de lo que había en abril de 2002. Por la otra, la oposición ha recrudecido su rechazo a la "cubanización" de Venezuela, a la que ve como fuente de todos sus males. Mientras Cuba siga en el medio del huracán político venezolano, otros bochornosos incidentes podrían tener lugar. Esta historia podría continuar.