www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 2/3
 
Imperativos e imperios
Tensiones étnico-fronterizas, terrorismo e involución democrática: ¿Adónde van Rusia y sus complejidades?
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

Habría que añadir que sectores diversos, dentro y fuera de Georgia, prevén graves daños al medio ambiente como resultado del oleoducto, y se movilizan en protesta. La población, por otro lado, mantiene una postura escéptica en torno a la distribución futura de los beneficios. La corrupción practicada por las élites —dicen— cercena cualquier esperanza de mejoría. "Hoy nada, y mañana nada", aseguran algunos.

Escenario conflictivo

Pero es la rebeldía secesionista de regiones como Abjasia y Osetia del Sur la que marca al rojo vivo la actualidad política georgiana. Durante la guerra civil de 1992, donde obtuvieron una independencia de facto, ambas solicitaron incorporarse a Rusia. La anhelada presencia económica occidental y la tensión doméstica coadyuvaron asimismo a que el actual presidente Mijail Saakashvili, que culminó su formación universitaria en Estados Unidos, no sólo firmara un acuerdo militar con el Pentágono y aceptara asesores británicos, sino que protagonizara lo que algunos comentaristas llamaron bravatas de guerra contra Moscú, madre del separatismo según Tbilisi.

Aunque esto último parece ser muy cierto, el Kremlin ve con ojo inquieto la franca gravitación de Saakashvili hacia Washington y la OTAN, y tratará de obstruir la ampliación de esos lazos en un área tan sensible como el Cáucaso sur. De acuerdo con Tbilisi, miles de efectivos han llegado a Osetia meridional procedentes de Rusia. Esto, sin contar las bases y fuerzas de paz ya establecidas.

En honor a la verdad, siempre han existido condiciones para que la Osetia georgiana sea rusa. La porción septentrional, donde vive la otra parte de la misma etnia y conocida por la matanza de Beslan, sí pertenece al desvelado vecino. En la primera, la presencia rusa se palpa por doquier. Va desde la ciudadanía —mediante la entrega masiva de pasaportes rusos—, hasta las fuerzas armadas, donde el ministro de la autoproclamada república es un coronel ruso. Súmese la circulación del rublo, el comercio y el contrabando —toda una institución—, etcétera. Además, una cifra no despreciable de la población georgiana huyó tanto de Abjasia como de Osetia del Sur cuando la guerra de 1992. Y todavía continúa el éxodo a causa de los fuertes enfrentamientos entre osetios y georgianos sucedidos en julio pasado.

En tal ámbito, los temores deben guiar hacia los acuerdos. Si Rusia recela con razones sobradas de la OTAN, Saakashvili debe adoptar una postura más al centro en relación con Occidente. Estas garantías supondrían un cese de los apoyos del Kremlin al secesionismo en Georgia. Por otra parte, habría que conceder ancho espacio de autonomía, de manera que las regiones vieran satisfechas en medida razonable sus voluntades. Serían acaso estas las reglas de oro para que comiencen a solucionarse otros asuntos en este escenario laberínticamente conflictivo.

Las decisiones, sin embargo, no deben demorar. La urgencia estriba en que detrás de las declaraciones, condenas, imposturas y contrarréplicas entre Tbilisi y Moscú, se escucha el eco reciente de las armas, mientras las tropas se acumulan, de un bando y otro. Semejante cuadro sería exactamente contrario a los requerimientos del oleoducto, del resto de la economía y del pueblo georgiano, donde se calcula que dos de cada tres personas vive en la pobreza.

Democracia en mínimos

A todo esto se suman las sinuosidades del autoritarismo en Rusia. El presidente Vladimir Putin, que ya había mostrado la oreja intolerante, acaba de dar un paso que lo marcará para toda su vida.

Tomando como justificación el crimen del terrorismo checheno en la escuela de Beslan —precedido por otros no menos abominables—, el mandatario propone ahora eliminar la elección directa y universal de los líderes de repúblicas federadas, regiones y ciudades. Él mismo los designará para que los ratifiquen sus respectivos parlamentos.

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