El proceso electoral en Ucrania y la convocatoria a una segunda vuelta de las elecciones para el próximo 26 de diciembre dejan varias lecciones y experiencias, válidas para otros países o situaciones similares. En primer lugar, hay que destacar que fue la movilización cívica y popular la que evitó que se consumara el fraude electoral de la segunda vuelta de las elecciones, realizadas el pasado 21 de noviembre.

Líder Víctor Yúschenko, antes y después de ser envenenado con dioxina.

Tras 17 días de desobediencia civil, el líder opositor, Víctor Yúschenko, acordó con las autoridades ucranianas, bajo mediación europea, modificar la ley electoral e impulsar la reforma política para superar la crisis y preservar la integridad territorial. Esta es la segunda lección: un diálogo civilizado que evitó una eventual guerra civil. Resulta sintomático que todas las noticias referentes a este tema hayan sido ignoradas por la prensa oficial cubana.

Existe una experiencia tenebrosa y que se refiere al ahora comprobado envenenamiento de Yúschenko, lo que demuestra que las prácticas siniestras de la teóricamente inexistente KGB continúan en vigor. Eliminar a los opositores fue durante muchos años una tarea casi sistemática de los servicios secretos soviéticos y de sus países satélites, incluso cuando estos se encontraban en el exterior. Hace años, en el metro de Londres, un disidente búlgaro fue "pinchado" por el paraguas de un desconocido y murió muy poco después, también envenenado.

La Fiscalía ucraniana ha reabierto su investigación por intento de atentado contra el líder de la oposición, Yúshchenko, después de que los médicos anunciaran en Viena que fue envenenado con dioxina. La noticia llegó cuando sólo faltan dos semanas para la repetición de la segunda vuelta electoral.

La Fiscalía había iniciado una investigación por intento de atentado el 21 de septiembre, después de que Yúshchenko, desfigurado de forma súbita, afirmara haber sido víctima de un intento de asesinato. Todo comenzó unos días antes, cuando el dirigente opositor cenó con la cúpula del SBU, los servicios secretos ucranianos. ¿Pura casualidad?

Cuando Yúschenko llegó por primera vez a una clínica privada de Viena, los médicos se encontraron con un caso clínico de espanto: pancreatitis, gastritis aguda, inflamación muscular, parálisis facial y fuertes dolores en el pecho y el abdomen. Lógicamente, todo esto condicionó su campaña electoral para la primera vuelta, que tuvo lugar el pasado 31 de octubre.

La investigación se cerró un mes después, al concluir la Fiscalía que Yúshchenko, de 50 años, sufría "fiebre herpética viral" tras tener acceso al expediente médico del candidato, pese a su negativa.

Pero los médicos que examinaron a Yúshchenko en la clínica Rudolfinerhaus, de Viena, donde ingresó de nuevo el pasado viernes, han confirmado que el favorito en las elecciones del 26 de diciembre fue víctima en septiembre de un envenenamiento con dioxina, administrada probablemente por una "tercera parte".

La otra lección que se desprende de la crisis ucraniana se refiere a la eficaz gestión del Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, quien sirvió como mediador entre el gobierno y la oposición. Sus gestiones fueron coronadas por el éxito cuando el pasado 8 de diciembre el Parlamento de Ucrania selló la ansiada paz entre la oposición y las autoridades gubernamentales con la introducción de reformas electorales, que abren el camino para unas elecciones transparentes, el próximo día 26.