En los inicios de la revolución bolivariana lo que dijera Hugo Chávez era santa palabra para los venezolanos. Pero muy pronto muchos se dieron cuenta que en sus discursos sólo había sofismas. Como al gobernante le gusta mentir en cadena de radio y televisión, sus opositores usan como tribuna los medios de comunicación. Esto ha provocado la ira del inquilino de Miraflores, quien cree que matando al mensajero va a silenciar la verdad.
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Televisión privada: En el punto de mira del oficialismo. |
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Para ser justos con Chávez, debemos reconocer que la idea de acabar con los medios de comunicación no salió de su cabeza. Para pensar está su mentor Fidel Castro, quien sabe de sobra que una revolución no puede convivir con la libertad de prensa. El debate, la crítica y la polémica son impensables en los proyectos políticos que pretenden perpetuar a un individuo en el poder, a costa de un pueblo.
Los medios privados de comunicación son, en la práctica, los únicos sobrevivientes de los numerosos frentes de batalla abiertos por Chávez contra los "enemigos de la revolución". Empresarios, sindicatos, partidos tradicionales e iglesia católica han recibido estocadas casi mortales. Nadie que se le haya opuesto al líder venezolano ha salido ileso. Gobernar contra todos parece ser su idea de lo que es un buen gobierno.
En la política de hostigamiento a los medios, a los círculos bolivarianos les ha tocado el trabajo sucio. Entre los peores actos de acoso están los del 9 de diciembre de 2002, cuando en medio de un paro nacional opositor que duró 63 días hordas chavistas asediaron y atacaron periódicos, emisoras de radio y canales de televisión. A la misma hora y en todo el país los medios fueron víctimas de violentos actos de repudio, donde llovieron los insultos y las amenazas. En algunos sitios la violencia revolucionaria fue más lejos, como en la filial de la televisora Globovisión, en Maracaibo, donde los manifestantes entraron en la planta y destruyeron instalaciones y equipos.
En aquella oportunidad el gobierno respaldó el vandalismo a través de un comunicado que expresaba que "miles de venezolanos se agolparon a las puertas de Radio Caracas Televisión y Globovisión en protesta ante la actitud golpista, la censura y la campaña de terrorismo a la que están sumados los medios de Venezuela".
La guerra de Chávez contra los medios es parte de una pasión enfermiza del gobernante, quien necesita con desespero que lo alaben las 24 horas del día. Para su fatalidad, solamente tiene el control absoluto de los medios de comunicación del Estado: el canal Venezolana de Televisión (VTV) y la agencia de noticias Venezolana de Prensa (VENPRES). VTV no tiene nada que envidiarle a Cubavisión, ni VENPRES a la Agencia de Información Nacional (AIN). Al igual que los cubanos, estos medios venezolanos sólo le rinden honores al máximo líder, y la oposición no tiene voz en esos espacios.
Los medios privados son la pesadilla del comandante bolivariano. A los canales de televisión Globovisión, Radio Caracas Televisión (RCTV), Venevisión y Televén los llama "los cuatro jinetes del Apocalipsis". Y a veces también les dice "las cuatro jineteras", porque los considera las prostitutas de la oposición. Quizás ese calificativo fue sugerido por Castro, quien en los últimos tiempos ha demostrado amplio dominio del lenguaje soez. |