www.cubaencuentro.com Jueves, 08 de julio de 2004

 
  Parte 1/2
 
Kerry y el voto cubano
La 'Declaración de principios' sobre Cuba del candidato demócrata a la Casa Blanca: ¿Una arrancada en falso?
por JORGE SALCEDO, Cambridge
 

Decidido a "poner fin a la cruel y brutal dictadura" de Fidel Castro, el presidente George Bush ha dispuesto la limitación de los viajes, las remesas y los intercambios culturales con la Isla. "Decidido a ver el fin del régimen de Fidel Castro", el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, ha propuesto el incremento de los viajes, las remesas y los intercambios culturales con la Isla.

Kerry
Candidato demócrata Kerry: ¿La pelota de su lado?

Alguien debió explicar a Bush que dificultar la entrada de recursos al "régimen" no va a fortalecer la sociedad civil cubana. Independientemente del volumen total de los recursos disponibles, el régimen mantiene un balance constante entre el estado represivo y la sociedad civil, siempre favorable al primero. La estructura de poder que permite este balance no se afecta significativamente por las fluctuaciones del ingreso nacional. Los intercambios culturales, pocos o muchos, nada cuentan mientras al margen de ellos quede la cultura libre producida por los cubanos dentro y fuera de la Isla.

El acercamiento a Cuba del candidato demócrata ignora, desde otro extremo, esta misma realidad. John Kerry, sin embargo, aún está a tiempo para formular una política hacia Cuba capaz de atraer el voto cubanoamericano y acorde con los lineamientos de su política exterior.

Es obvio que el senador por Massachusetts no comparte la actual política cubana de EE UU. Es también conocido que el 80% de los electores de la Florida nacidos en Cuba, apoya a Bush. La Florida será una plaza cerradamente disputada en las próximas elecciones; los cubanoamericanos podrían, una vez más, decidir a quién van los 27 votos electorales del estado. A John Kerry le conviene tomar en serio al exilio. Al exilio le conviene tener opciones políticas.

La "Declaración de principios sobre la política de Estados Unidos hacia Cuba", dada por la campaña de Kerry el pasado 5 de junio, es una arrancada en falso. Emular la retórica "dura" de su contrincante, asumiendo sus metas e invirtiendo sus métodos, es un acto barato de prestidigitación política. Kerry comprenderá que las relaciones históricas entre Cuba y Estados Unidos no favorecen la suerte de una administración cuya política hacia la Isla es el "cambio de régimen". El mayor problema, en su caso, no es que refuerce el estereotipo de la América imperial, sino que no le va el papel. Su récord en el senado y su persona política se prestan mal para eso.

El debate de los viajes

La política adecuada y consecuente, en su caso, es más bien la contraria. John Kerry debe ofrecer trabajar de manera estrecha y constructiva con el gobierno cubano. Esto sólo, por supuesto, no atraerá muchos votos en el sur de la Florida. John Kerry debe ofrecer, al mismo tiempo y en la misma medida, trabajar de manera estrecha y constructiva con el exilio cubano. Este trabajo, preciso, consistiría en apelar al exilio y al gobierno cubanos a colaborar como socios en la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

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