www.cubaencuentro.com Domingo, 22 de mayo de 2005

 
  Parte 1/2
 
Una relación anormal
Steve Stevaert y Fidel Castro: ¿Cómo deben actuar los socialdemócratas frente a los dictadores?
por MANUEL CUESTA MORúA, La Habana
 

Informándome del posicionamiento de diversos dirigentes del progresismo europeo respecto a Cuba, conocí de las posturas de Steve Stevaert, líder de los socialdemócratas belgas flamencos, el cual, según tengo entendido, es un hombre muy respetado por su partido y por su pueblo.

S. Stevaert
Steve Stevaert, presidente del Partido Socialdemócrata de Bélgica.

Su posición en relación con Cuba es bastante difusa y refleja bien poco su compromiso, o el compromiso que se supone exprese un socialdemócrata, con la democracia y el respeto de los derechos humanos en el mundo.

Steve Stevaert reconoce que Cuba es una dictadura y se hace la pregunta de cómo enfrentar ese hecho. Y su respuesta es una pieza de evasiva política y de un planteamiento retórico y exagerado del asunto. Afirma Steve Stevaert que, "o se tiene solamente relaciones con países democráticos, pero entonces tenemos también que romper inmediatamente los lazos con China, o tratamos de conducir esos países hacia la democracia".

Creo entender que el problema no es de relaciones o ruptura con países irrespetuosos de los derechos humanos y desconocedores de la democracia. No hay que hacer ni mala diplomacia ni mala política. Nadie, excepto quizá la ultraderecha norteamericana, se ha planteado que frente a estos países haya que romper las relaciones o siquiera enfriarlas.

El asunto es qué tipo de relaciones debe tener una democracia con una dictadura. Y el señor Steve Stevaert, presidente del Socialistische Partij Anders (SP.A) y ex vicepresidente del gobierno belga flamenco, adopta una actitud amistosa con el régimen cubano. Desde esa amistad se puede hacer lo que él dice hacer cada vez que viene a Cuba: hablar sobre los derechos humanos, la pena de muerte, los presos políticos y la oposición interna. Pero esto no basta para ser amigo de la democracia en Cuba. Y desde luego: no es lo mismo las relaciones entre Estados que las relaciones entre partidos. Steve Stevaert no ha venido a Cuba, la mayoría de las veces, representando al gobierno belga flamenco.

Venir a Cuba y no ver o rechazar el encuentro con los demócratas y los activistas de derechos humanos, no es una buena manera de demostrar apego a los valores y principios que sí se defienden para los belgas; mucho menos cuando en Cuba hay organizaciones que bajo condiciones muy difíciles, durante más de 13 años, asumen y se organizan sobre la base de los mismos valores y principios del partido que él representa.

El fin y los medios

Pero todo se justifica. No importa que la justificación tenga el matiz racista, con o sin intenciones, que de cuando en cuando se escucha en algunos representantes del progresismo europeo. "Cuba es un país especial. La diferencia entre esa dictadura y otra es que esta educa a su población hacia un nivel alto. Gente con un alto nivel educacional no aguanta una dictadura. Por eso estoy convencido de que Cuba resolverá su problema".

Este argumento típicamente eurocentrista equivale a decir que ciertos países del Tercer Mundo necesitan una dictadura para alcanzar un alto nivel educacional, de modo que se debe ser condescendiente con ellos porque el fin, en este caso, ha justificado los medios.

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