www.cubaencuentro.com Lunes, 13 de junio de 2005

 
  Parte 1/2
 
¿Hacia dónde ir?
Entre las posiciones extremas de Madrid y Praga, la Unión Europea evaluará a finales de este mes su política hacia La Habana.
por MANUEL CUESTA MORúA, La Habana
 

Todas las cancillerías europeas se estarán preguntando ahora mismo en las oficinas correspondientes qué hacer con Cuba.

J.L.R. Zapatero
Canciller y presidente del gobierno de España, durante una reunión de la UE.

Alrededor del día 30 del corriente se debe concertar y definir en la reunión del Consejo de Ministros de la Unión Europea si reinstalar las anteriores medidas, visto el caso de que el gobierno cubano no ha dado pasos significativos; si continuar con la flexibilización, atendiendo a que no han habido importantes retrocesos internos; o si imaginar una nueva política que satisfaga por igual a las cancillerías de línea dura y a las de línea blanda.

La Unión Europea se había dado seis meses para observar la evolución del gobierno cubano en dos frentes importantes: la liberación de los restantes prisioneros políticos y de conciencia y la tolerancia hacia los opositores. Un escrutinio semestral a reflector encendido y bajo las pedradas permanentes del fuerte glosario del gobierno de La Habana.

El curso seguido por la Unión Europea es el apropiado: nada de sesgo ideológico, una observación puntual de los acontecimientos, una aproximación estrictamente política, con un enfoque hacia dentro de Cuba y en un marco positivo asentado en el diálogo: todo un ejercicio de poder blando que define una política europea propia en el tratamiento del asunto cubano.

La visión de esta política es estratégica, y difiere de la estrategia estadounidense en que no intenta desequilibrar al gobierno de La Habana para derribarle si efectivamente pierde el equilibrio. Tiene, la fórmula europea, un lado fuerte: implica a la otra parte, compartiendo responsabilidades con el gobierno cubano y colocando de su lado la posibilidad de que mejoren o no sus relaciones externas con el bloque de poder mundial más importante.

Asimismo tiene una debilidad: compromete sus acciones en la bolsa política, porque a quien negocia se le exigen resultados directos y más rápidos que a quien presiona y confronta. La razón no es difícil de captar: las políticas amigas están expuestas a un escrutinio psicológico más fuerte y visible que las políticas enemigas. Estas pueden justificar su ineficacia en la pública presión moral que provocan los asedios y los efectos colaterales.

Globalmente mirada, la estrategia de la Unión Europea es complicada. Supone lograr que el gobierno de Cuba se democratice permitiendo la democratización de la sociedad cubana, respetando a sus enemigos internos y compartiendo poder social, económico, cultural y político con otras alternativas presentes y futuras. Ello exige movilizar una cantidad tal de recursos, de influencia y de poder que está obligando a manejar el recurso que sólo las dictaduras, no las democracias, conceden gratuitamente a los políticos: tiempo.

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