www.cubaencuentro.com Viernes, 15 de julio de 2005

 
 
 
Hernández Busto sobre el comentario de Duanel Díaz (II)
 

Heme aquí de nuevo, esta vez convertido por la verborrea de Duanel Díaz en su devoto plagiario, entre otros múltiples pecados de una supuesta "superstición del estilo", acusación que nunca me ha parecido desdeñable. Para mi sorpresa, en algún momento de su biliosa reseña de mi libro Inventario de saldos el propio Duanel reconoce que sus propias ideas no son originales y que mi polémica con Rafael Rojas sobre el tema "Raza, canon, tradición" tuvo lugar tres años antes de su artículo. Su altisonante acusación de plagio se limita, entonces, a defender su copyright sobre la conjunción de los términos "voz" y "negra".

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Duanel Díaz sobre la entrevista a Hernández Busto
Hernández Busto sobre el comentario de Duanel Díaz
Duanel Díaz sobre la entrevista a Hernández Busto (II)

Si yo fuera Duanel Díaz, protestaría porque esta polémica mía con Rojas no aparece citada en su omnisapiente ensayo Bloom, las tareas de la crítica cubana y los debates del canon cubensis. Lo acusaría de plagiar mi crítica al academicismo de ese libro de Rojas y lo mandaría, de paso, a leerse la Crítica del juicio, que al parecer sólo conoce de oídas. (Gracias a Duanel nos enteramos que el sentido kantiano de "valor estético" es "aquello que tiene su fin en sí mismo").

Si yo fuera Duanel Díaz, mostraría un poco más de prudencia y coherencia intelectual a la hora de defender la existencia de una rica polémica habanera sobre el canon literario sin citar referencias bibliográficas.

Tampoco pondría a René Vázquez Díaz a la altura de Rolando Sánchez Mejías, en un sintomático y nada agonístico "todo vale". Aprendería a diferenciar entre "caudillismo" y "perspectiva romántica", repasaría la afirmación de Hernández Busto sobre la manera en la que Cyril Connolly completa a Bloom, mejoraría un poco mi sintaxis, trataría de no mirar los libros de mis colegas con la lupa de una ridícula autosuficiencia.

Si yo fuera Duanel Díaz me daría cuenta de que Antonio José Ponte no publica hoy en Cuba porque su crítica del nacionalismo origenista ha devenido crítica política, como se reconoce en el prólogo a El libro perdido de los origenistas. A pesar de que varios de esos ensayos, en efecto, se publicaron en revistas habaneras y se recogieron por la Editorial Vigía, esa antología, con prólogo y ensayo final es hoy impublicable en La Habana, como lo fue en su momento el ensayo de Sánchez Mejías Olvidar Orígenes.

Si yo fuera Duanel Díaz, cuidaría los clichés del tipo "tapar el sol con un dedo", trataría de pensar sin los fórceps del academicismo y de escribir sin los peores tics retóricos de la "escuela del resentimiento". Y por supuesto, si yo fuera Duanel Díaz disimularía mi malestar por una entrevista que no lo cita más que una vez.

Pero a estas alturas los lectores de Encuentro en la Red ya deben haberse dado cuenta de una tremenda desgracia para la literatura cubana: Ernesto Hernández Busto no es Duanel Díaz, sino su aburrido polemista.

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