www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Derechos perdidos
El 7 de agosto de 1925 se constituyó la primera central sindical cubana de carácter nacional, la Confederación Nacional Obrera de Cuba, cuyos logros son sólo historia.
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

El sindicalismo cubano dio sus primeras señales de vida con la creación de la Asociación de Tabaqueros de La Habana, la celebración de sus primeras huelgas y la fundación de periódicos sindicales a partir del año 1865. El crecimiento y fortalecimiento de ese movimiento desembocó en la conformación de grandes centrales obreras en el siglo XX.

Movimiento sindical
Sindicalismo independiente hoy: sin voz ni voto.

En noviembre de 1902, a sólo seis meses de inaugurada la República, se declaró la Huelga de los Aprendices, que paralizó la vida económica de la capital, se extendió a otros sectores y regiones del país y demostró la importancia del derecho de huelga para lograr la justicia redistributiva. Posteriormente, los efectos negativos de la Primera Guerra Mundial, conjuntamente con los bajos salarios, el alto costo de la vida y las precarias condiciones, generaron nuevas huelgas e instituciones obreras. Los permanentes conflictos obrero-patronales, como el caso de los embarques de azúcar, condujeron en 1924 a crear las Comisiones de Inteligencia Obrera de los Puertos con poderes legislativos y ejecutivos, las cuales dejaron una gran experiencia acerca de la validez del diálogo obrero-patronal como método de negociación. A partir de ese momento, la tesis de la lucha de clases como motor de la historia —sustentada por los marxistas— se erigió en la corriente más influyente del momento. La lucha económica se subordinó a la idea política de la toma del poder.

En ese contexto, el 7 de agosto de 1925, durante la última sesión del III Congreso Obrero Nacional, reunido en la ciudad de Camagüey, se constituyó la primera central sindical cubana de carácter nacional, la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC). No por casualidad se fundó el mismo año que el Partido Comunista de Cuba, como tampoco fue casualidad la incorporación de la CNOC a la III Internacional (comunista).

A fines de los años veinte, la CNOC enfrentó las consecuencias de la recesión mundial. El arancel proteccionista establecido en Estados Unidos y la caída de los precios del tabaco y el azúcar provocaron un fuerte aumento del desempleo, rebaja en los salarios y demora en los pagos; lo cual se reflejó directamente en el empeoramiento de las condiciones de vida y, por tanto, en las huelgas, bajo la influencia de la idea marxista de la lucha de clases. En respuesta, Gerardo Machado suspendió la CNOC y otras organizaciones sindicales. En 1933 la ola de huelgas alcanzó el transporte urbano de La Habana y desembocó en la huelga general del 5 de agosto, algo sin precedentes en la historia de Cuba. El intento de Machado y de los comunistas de negociar el cese del paro fracasó. Paradójicamente, Machado, que había asegurado que ninguna huelga duraría más de 24 horas, salía del poder precisamente por la huelga más fuerte del movimiento obrero cubano.

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