www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 3/3
 
La esposa, la presa, la madre y el olvido
Mujeres contra la indolencia: ¿Se puede preguntar cuántos rounds tiene la pelea cubana contra los actuales demonios?
por ILEANA FUENTES, Miami
 

Clara Chepe Núñez está segura de que cuando ella visitó a su hijo Oscar Espinosa el pasado mes de agosto, éste "estaba bajo los efectos de alguna droga. No podía articular bien las palabras, no tenía concentración, no podía expresarse". Horas y horas hacen esperar los guardias de la prisión a esta anciana de 95 años para ver a su hijo, injustamente preso e inevitablemente enfermo. Visita que ella sólo podrá realizar mientras a Oscar lo tengan ingresado en el hospital militar de la capital, pues le será imposible cuando vuelvan a trasladarlo a la prisión que le fue asignada, Chafarían, en Guantánamo, a 910 kilómetros de La Habana.

Clara Chepe le ha escrito a María Santísima por la libertad de su hijo: a Fidel Castro; al presidente español, José María Aznar; al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. Una viejita cubana clama por justicia para su hijo. ¿De dónde la indolencia que la rodea?

Hortensia Castañeda ni levanta los ojos para ver al visitante. Pasa las mañanas y las tardes meciéndose en su sillón, mientras Blanca, su nuera, atiende los asuntos del prisionero de conciencia Raúl Rivero. Llora a menudo, sobre todo cuando le mencionan al hijo preso. En la privacidad de su alcoba, le ha prendido a cada santo una vela.

Unos años atrás, el régimen le impidió reunirse con su otro hijo que viajaba a Cuba para verla. No lo dejaron salir del aeropuerto José Martí por el simple parentesco con un disidente. Hortensia no ha podido abrazar más a ese hijo, y ahora le falta también el que tiene en Cuba. Porque a sus 84 años, Hortensia no podrá hacer el viaje de 423 kilómetros hasta Canaleta, en la provincia de Ciego de Ávila, para visitar a Raúl. Mientras una viejita reclama, otra viejita llora. ¿Qué clase de país hemos engendrado?

¿Hasta cuándo tendrán que padecer este suplicio las desconsoladas madres cubanas?

Claudia Márquez, periodista independiente de 27 años, esposa del opositor Osvaldo Alfonso, condenado a 18 años de prisión el pasado abril, fue detenida por la policía política cubana el jueves 30 de octubre. Márquez, que es madre de un niño de seis años, es co-editora de la revista disidente De Cuba. Hace unos días fue amenazada por agentes de la Seguridad del Estado, quienes le advirtieron que de seguir publicando la revista correría la misma suerte que su esposo.

A pesar de su gestión personal como esposa de un opositor encarcelado y de velar por el bienestar de su hijito, y a pesar de la campaña en pro de la libertad de todos los opositores y su participación solidaria con las madres y esposas de los 75, Márquez puso en circulación hace algunas semanas el tercer número de la revista bimestral, cuyas 62 páginas fueron dedicadas a los opositores encarcelados.

La integridad física y la libertad de la periodista independiente, ahora esposa de un prisionero de conciencia, están en remojo sobre los escritorios segurosos de Villa Marista. ¿Es ésta la sociedad justa y equitativa o el futuro mejor que le prometió la revolución a esta joven —la contraparte femenina del "hombre nuevo"—, nacida el mismo año en que se adoptó la actual Constitución socialista de Cuba?

¿Hasta cuándo tienen que esperar las cubanas por "la dignidad plena" de la que habló Martí?

Clara Abraham lleva días y noches sentada en la escalinata del Castillo del Príncipe, prisión donde su hijo Pedro Luis lleva 53 días en huelga de hambre. Son las 6 y 10 de la mañana del 24 de mayo de 1972, y Pedro Luis Boitel Abraham, líder estudiantil católico, acaba de morir de inanición en el pabellón médico del penal donde, según sus compañeros, fue trasladado ya casi muerto esa misma madrugada y abandonado a su suerte sin intervención o asistencia médica. Dentro de unas horas, a Clara Abraham le darán fríamente la noticia de que su hijo ha muerto.

"¿Tú sabes lo que es no entregarle a una madre un cadáver?… Tú sabes lo que es no saber cómo murió… Tú sabes cómo persigue. Fui a llevarle unas flores… al hacerlo me salieron como 200 mujeres de turba. Sin hacer nada. Sin moverse nada. Vinieron aquí a requerir, las tuve que botar de esta casa. Estoy pidiéndome paredón yo, que me den paredón. ¡Han matado a mi hijo! Óyeme, me lo han llevado…Me lo han matado… me lo han matado ellos…¡Ay! Ese hombre le dio un ejemplo al mundo. Y yo no sé ni cómo murió mi hijo… Tú sabes lo que es, ayer, anteayer fuimos 12 mujeres, tristes mujeres, familiares de presos… porque ellos no lo dieron por miedo, porque tenían miedo a que se fuera a levantar el pueblo. No lo dieron por miedo, porque le tuvieron miedo hasta después de muerto" (De una conversación telefónica de Clara Abraham, desde Cuba, y reproducida en: Guillermo Cabrera Infante. Vista del amanecer en el trópico).

¿Se puede preguntar cuántos rounds tiene la pelea cubana contra los actuales demonios?

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