www.cubaencuentro.com Jueves, 08 de julio de 2004

 
   
 
El martillo de Menoyo
Normal, loco, depredador, nación, oposición o emigración: ¿Cuál es la categoría donde encaja el líder de Cambio Cubano?
por JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
 

Todo está bajo control. El comportamiento de los locos continúa siendo previsible. Uno se pone a darle martillazos a las estatuas en Venecia y al instante resulta pan comido para la policía, gracias al mapa de sus traumas, obsesiones y complejos, delineado a tiro de hecho por los psicólogos. Si de las locuras de los locos dependiera nuestra tranquilidad, hoy podríamos dormir sin zozobra. Se ven venir.

G. Menoyo
Ex comandante Menoyo: ¿lo normal es lo previsible?

Lástima que no suceda lo mismo con la gente rigurosamente normal. Digo, no sé en Venecia, pero aquí, en La Habana, abundan las normalidades que nos sacan de paso.

Una de las últimas es la "autorización" que el gobierno ha concedido a Eloy Gutiérrez Menoyo para que —a título de "opositor independiente" radicado en la Isla— asistiese, en Madrid, al Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español.

Se conoce que otros opositores de adentro también fueron invitados, pero como no habría sido normal que obtuvieran el permiso para el viaje, no cuentan en esta historia, destinada únicamente a refrendar normalidades, de esas que provocan contacto entre los conductores sin que la corriente pase por la resistencia, es decir, cortocircuito.

Normal, según el mataburro, es lo ordinario, lo corriente; vaya, el hecho de que Menoyo asista en solitario a esos congresos como representante de la oposición interna, por más que la organización que dirige, Cambio Cubano, tenga sede en Miami, y que todavía a estas alturas las autoridades no se hayan pronunciado con respecto a su propio status legal como cubano residente en el país.

¿Virados al revés?

Menos normal tampoco parece ser que lo viéramos entre los exiliados y emigrados que recientemente se reunieron con funcionarios del gobierno en La Habana, durante la llamada III Conferencia La Nación y La Emigración. Si él vive en la Isla y pertenece a la oposición interna, significa que no estaba representando a la emigración ni al gobierno, por lo cual su presencia en el evento respondía a la misma normalidad que lo llevó a Madrid.

Todo tiene su lógica. Se trata únicamente de encontrarla. Ahora, eso sí, dentro de los límites de lo normal. Problema de cada uno de nosotros es si en los últimos tiempos nos quedamos como virados al revés ante el anuncio de las normalidades relacionadas con Gutiérrez Menoyo.

¿A quién puede ocurrírsele tomar como algo fuera de lo común que en los días que corren un político opositor cubano, residente en los brutales predios del Imperio, sea autorizado para venir a la Isla como si tal cosa a pasar sus vacaciones?

Eso es lo más normal del mundo, sobre todo después de que en la Conferencia La Nación y La Emigración se anunciaron nuevos mecanismos "facilitadores" de los trámites para viajes turísticos de nacionales que viven en el exterior. Claro, siempre que no se dediquen a realizar "actividades repugnantes o dañinas".

¿Quién es el anormal que sobredimensiona como acontecimiento anormal el hecho de que, hoy por hoy, un político cubano de la oposición interna se reúna con los más altos representantes del gobierno para discutir asuntos cuya naturaleza no llega a conocer nadie, ni siquiera los partidarios —potenciales o presuntos— del opositor?

¿Quién con ganas de ver las cosas como son, o sea, normalmente, se atreve a ver como una contingencia anormal que ese mismo político de la oposición —el que vino a pasar las vacaciones—, decida, ya que estaba aquí, fijar residencia en el país, sin permiso oficial, sin encomendar su alma a Dios ni al diablo, y con el manifiesto propósito de sumarse a las filas de la oposición interna?

Y todavía más, ¿quién con la cabeza entre las dos orejas vería como suceso anormal que nuestros jefes se lo permitan?

Lo anormal fuera que nada de lo refrendado hubiese podido ocurrir, en tanto son cosas que ocurren normalmente, siempre que se relacionen con el único miembro de la oposición interna que en Cuba "cumple" al ciento por ciento los parámetros de la normalidad.

Y a propósito: sobre la autorización recibida hace pocos días por Menoyo para volar a Madrid, al Congreso Federal del PSOE, él ha declarado que "no debería tampoco tergiversarse esta decisión oficial como un privilegio que se me concede sobre otros cubanos". Hombre, no, en modo alguno, pero ¿qué tipo de cerebro anormal podría albergar por un minuto semejante idea tergiversadora?

Eloy Gutiérrez Menoyo es una persona rigurosamente normal. Concederle un trato privilegiado en estos casos representaría un despropósito, un crimen de lesa premeditación. Equivale a poner un martillo entre sus manos para que, al igual que el de Venecia, se dedique a desbaratar furtivamente, entre las sombras, la obra que con tanta paciencia, inteligencia y riesgo han moldeado algunos pocos hijos locos de esta loca Isla.

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