www.cubaencuentro.com Jueves, 08 de julio de 2004

 
  Parte 1/2
 
El señor de la mano de hierro
Turismo, corrupción y cintas de vídeo: Raúl Castro y la defenestración cíclica.
por ANA JULIA RIVERO, La Habana
 

Los cubanos siempre llegamos tarde a las noticias, sobre todo a las de nuestro país. Estamos obligados a vivir en retrospectiva, sacando cuentas de cuándo fue que hubo tal rumor, para poder unir las versiones de un hecho y tener conclusiones aproximadas a la verdad —dos o tres meses más tarde— en el mejor de los casos.

Raúl Castro

A mediados de febrero, un comentario corría de boca en boca: algo sucedía en la industria del turismo. El jefe del grupo Cubanacán S.A. era destituido y encarcelado, otros dirigentes y funcionarios pasaban a la condición de "tronados". Las agencias extranjeras comentaban el suceso entre las noticias del día: movimiento de funcionarios y militarización del sector, términos como corrupción y prostitución estaban incluidos en los leads.

Sin embargo, por la misma fecha, la prensa cubana publicaba las notas triunfalistas de rigor, entre ellas una, pequeña e insípida, que aseguraba que el turismo no tenía problemas, sólo ciertas "irregularidades de rutina", sin mayores consecuencias ni escándalos. Los adiestrados en leer entre líneas y conformar su propia versión, sabían que "las malintencionadas"—según la oficialidad cubana— informaciones de la prensa extranjera estaban sobre el rastro certero, y algún día todo saldría a la luz.

No ha sido hasta mediados de mayo que la verdad ha comenzado a asomar su rostro. Los sucesos del turismo generaron una lección para los dirigentes cubanos.

Después de profundas investigaciones y mea culpa asombrosos, el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Raúl Castro Ruz, presidió un Consejo de Dirección del Ministerio de Turismo (MINTUR) —al que asistió una parte amplia del elenco gubernamental que no pertenece al sector—, que fue grabado en vídeo con el propósito de difundir sus conclusiones. En estos momentos, el documento audiovisual se exhibe, a puerta cerrada, entre grupos selectos de la sociedad cubana: directivos, funcionarios, periodistas, militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC)…

En cada ocasión, antes de la proyección de la cinta, el público es advertido severamente sobre las condiciones de este "privilegio": no se permiten grabadoras, cámaras fotográficas ni de vídeo, teléfonos celulares, beepers, y mucho menos tomar notas o hacer comentarios durante el "visionaje", así como controlar los rumores posteriores. Por supuesto, ninguno de los encargados de establecer las exigentes normas repara en la memoria de los asistentes.

¡Arriba la carpa!

El circo comienza con la entrada de Raúl Castro al plenario. En sus primeras palabras —tan viriles y prepotentes como de costumbre— invita a no tener caras tan serias, pues ese día se cumplen 43 años de la proclamación del carácter socialista de la revolución cubana.

Acto seguido, el ministro con más años en un cargo de esa naturaleza en el mundo —confesado sin modestia por él mismo—, reconoce que el primer culpable del desastre ocurrido en el turismo, y especialmente en el holding Cubanacán S.A., es él, porque fue débil en el momento oportuno para tomar una decisión y se dejó convencer por argumentos menores, complacientes, cuando pudo establecer medidas radicales.

A partir de esta expiación de culpas, ya está listo para arremeter con voluntad de hierro —metal casi siempre presente en sus discursos: "mano de hierro", "al que a hierro mata…", "seremos más duros que el hierro"…— hacia todo aquello vinculado con Juan José Vega, ex presidente de Cubanacán S.A.

Asume que los entuertos de Vega venían desde hace mucho. Recordó los escándalos de la discoteca del Hotel Comodoro, en Ciudad de La Habana, suerte de puesto de mando de la prostitución y el proxenetismo; y los sucesos de la agencia Cubamor, destinada al turismo sexual en el Hotel Las Yagrumas. En el análisis que en su momento tuvieron ambos hechos, ubica Raúl su temblor de mano con "este señor que demasiados problemas y vergüenzas le ha ocasionado a la revolución", según sus propias palabras.

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