www.cubaencuentro.com Viernes, 03 de diciembre de 2004

 
   
 
San Judas: 'Hacer posible lo imposible'
A falta de espacios e instrumentos civiles, los cubanos cuentan con el aliento que ofrece la religión.
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

La parroquia de San Judas y San Nicolás, ubicada en el popular barrio habanero de Los Sitios, resultó insuficiente para dar cabida a los miles de habaneros que durante tres días desbordaron la instalación eclesiástica para rendir el mayor de los homenajes ofrecidos al apóstol. Solamente el 28 de octubre, día de San Judas, acudieron más de 3.500 personas a las cinco misas celebradas en una iglesia con capacidad para 300 personas sentadas.

Velas
Cubanos oran en una iglesia de La Habana.

A Judas Tadeo, uno de los 12 apóstoles seleccionados por Jesucristo para predicar el Evangelio y actuar en su nombre —según los evangelistas, hermano del apóstol Santiago y amigo de infancia y juventud de Jesús de Nazaret—, se le atribuye una de las epístolas del Nuevo Testamento y es conocido popularmente por San Judas para diferenciarlo de aquel tocayo suyo que traicionó a Cristo en el Sanedrín judío.

Un aspecto sorprendente para los cristianos que habitualmente acuden a las misas dominicales de esta parroquia, fue que, a pesar de las molestias ocasionadas por la incapacidad del inmueble para acoger a la multitud, la devoción, las oraciones y peticiones se realizaron en medio del más absoluto silencio, calma, respeto y tranquilidad. Una demostración de la presencia de rayos de esperanza en medio de la predominante desesperanza de los cubanos y expresión de lo que San Judas representa para la vida de esta comunidad que se congrega alrededor de la añeja parroquia construida en 1854.

El hecho de que —entre los católicos— San Judas ocupe un lugar destacado como santo invocado en circunstancias muy difíciles, parece haber rebasado los límites de esta religión para, en las actuales y muy difíciles condiciones, desbordar el catolicismo al punto de convertirse en manifestación de religiosidad popular.

Esa realidad se reflejó en las palabras de monseñor Luigi Bonazzi, representante de su Santidad en Cuba, durante la misa matutina que ofició el día 28 de octubre cuando explicó el significado de San Judas para "hacer posible lo imposible". Un mensaje de certeza y esperanza en un futuro mejor que se reflejó con viva alegría en los rostros de los presentes.

Desesperanza y esperanza

Este año la celebración fue precedida por una cadena de acontecimientos que empeoraron la insostenible y desesperanzadora situación que agobia a los cubanos. A la insuficiencia de los salarios devengados, el habitual e "insoluble" problema habitacional y el desgarramiento familiar provocado por el masivo y continuado éxodo, se han sumado un conjunto de calamidades entre las que destacan las pérdidas humanas y materiales provocadas por la reciente temporada ciclónica, el retorno de los cada vez más prolongados y molestos apagones eléctricos y finalmente el canje del dólar por el peso convertible; medida cuyo comienzo coincidió precisamente con el día del santo patrón.

El canje de moneda —supuestamente planteada por el gobierno como respuesta al recrudecimiento de las medidas norteamericanas— no afecta tanto a "los enemigos" como a los propios cubanos. En vez de medidas liberadoras que permitan ser sujetos económicos —al menos en condiciones de igualdad con los inversionistas extranjeros— y desarrollar su enorme potencial técnico, productivo y creativo en interés propio y de la nación, se siguen dictando disposiciones coyunturales para responder a medidas foráneas sin prestar atención a las principales causas de nuestro estado actual.

De tal forma, los cubanos recibimos los perjuicios del diferendo entre ambos gobiernos por partida doble. Ahí, precisamente, radica el componente económico de la desesperanza; el más sencillo de solución, pues no depende del exterior, sino sólo de la voluntad política, del reconocimiento y de poner en práctica los derechos conculcados a los ciudadanos.

No hay que ser experto en economía para darse cuenta que la paridad ficticia del peso cubano, para no hablar del billete convertible, requiere de medidas productivas y no sólo de disposiciones en la esfera de la circulación. El canje, como otras medidas anteriores, carece de lo que más urge en la Isla: un paquete de medidas encaminadas al aumento de la producción de bienes y servicios que permitan mejorar el depreciado nivel de vida ciudadana y darle valor al peso cubano frente a las monedas extranjeras.

Medidas estas encaminadas a revertir lo que constituye un serio problema de seguridad nacional: la conversión de la economía cubana en economía rentista y la creciente dependencia de las remesas familiares.

Los ciudadanos, carentes de medios, espacios e instrumentos civiles para promover cambios sociales, cuentan en su lugar con el aliento que ofrecen las diferentes manifestaciones religiosas, las cuales ocupan un lugar cada vez mayor en la conciencia ciudadana.

La desesperanza ante los hechos mencionados no es absoluta. La misma está acompañada de su contrario: la esperanza. La manifestación de devoción popular hacia el santo patrón de la comunidad de Los Sitios, el 28 de octubre, responde al conocimiento popular acerca de Judas como santo a invocar en situaciones difíciles, como fuerza espiritual para convertir lo aparentemente imposible en realmente posible.

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