www.cubaencuentro.com Miércoles, 18 de mayo de 2005

 
   
 
Pan para mayo y maloja para el caballo
¿Cómo y cuándo responderá La Habana al congreso disidente del próximo mes?
por JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
 

La comedia se repite, otra vez como tragedia. Ya se iniciaron en nuestra isla los operativos para combatir, dicen, la delincuencia y las prácticas antisociales.

M. B. Roque
Líder opositora Martha Beatriz Roque (dcha.), en los preparativos del congreso disidente del 20 de mayo.

Sin orden judicial, sin pruebas en la mano, mediando únicamente la denuncia de sabe Dios quién (alguien que ni siquiera tendrá que dar la cara como acusador), llega el camión de policías a una casa, la invaden con su terrífica presencia, y a buscar lo que aparezca, que no tiene que ser algo en específico, sino cualquier cosa que sirva para inculpar al desgraciado habitante.

Puede que al final hallen un saco de arroz o una antena parabólica o un equipo electrodoméstico sin documentos de propiedad… Todo vale para invalidar al sospechoso y, de paso, dejarlo como el gallo de Morón, sin plumas y en el cacareo.

Asimismo, es posible (y hasta frecuente) que en tales allanamientos la policía no encuentre nada "de su interés". Ello no significa que hayan perdido el tiempo. Su visita, con aparatoso despliegue, que es visto y comentado en todo el barrio y aun mucho más allá, constituye por sí sola un fin, el principal: hacer que cunda el pánico entre la gente.

Ahora, incluso, llevan cámaras fotográficas para retratar sus objetivos (es que están viendo en televisión las series de CSI). Parecería cosa de risa, pero nadie que no viva en esta isla puede formarse una idea cabal de lo serio que es, por el miedo infinito que nos infunde la posibilidad de que en ciertos lugares se conserven, digamos, para la historia, fotos nuestras, o de nuestras casas y/o cosas.

En fin, más de lo mismo. Si se excluye la chulería de las fotos, esta película la hemos visto antes. Creo que la última vez fue en vísperas de aquella brutal y escandalosa recogida, dicen que de apátridas (ya que los patriotas son ellos), sufrida en marzo de 2003. Por cierto, no todo vino a resultar tan negro entonces. Pues de allí surgieron las Damas de Blanco, uno de los capítulos más transparentes y hermosos de la historia de Cuba, desde Colón a la olla arrocera.

Virando la tortilla a última hora

Como en vísperas del desaguisado de marzo de 2003, el horno del régimen no está para palitroques. Desde hace muchos días se viene anunciando el intento de celebración, en mayo próximo, del Primer Congreso para la Democracia, que organiza en La Habana la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC).

Algunos observadores, por desinformación, y otros, por mal pensados, manifiestan su extrañeza ante el hecho de que el régimen se mantenga ajeno, impasible (en apariencia) ante este proyecto de la APSC.

Hay error de juicio en ambos casos. Y en ambos denota lesa ingenuidad, porque las estrategias del poder en la Isla resultan ya más que viejas, trilladas, en tanto se proyectan sobre la base de un juego político, siempre el mismo, consistente en virar la tortilla a última hora, pero habiéndola cocinado desde el principio.

Hoy, como ayer, y seguramente como mañana, son ordenados los operativos de la policía para reactivar nuestras inagotables reservas de miedo. A la vez, se escuchan denuncias oficiales sobre las maniobras (presuntas o no) que son tejidas desde el exterior "contra nuestro pueblo" (qué remedio, pueblo es el nombre con que el régimen se nombra a sí mismo). Muy pronto empezarán a destaparse los "heroicos agentes infiltrados entre los grupos opositores para enfrentar patrióticamente a mercenarios y terroristas".

De manera que a nadie debe extrañarle el aparente silencio gubernamental ante el anuncio de esta cumbre de la disidencia. Por el momento, no necesitan decir con claridad mucho más de lo poco que ya dijeron, o sea, que la consideran una provocación y que quienes la organizan recibirán su adecuada respuesta.

La mesa está servida. Y el resto es previsible. Como suelen decir los guajiros, el régimen ha cultivado laboriosamente su semilla, comienza a recoger el fruto, y lo apila a la sombra, guardando pan para mayo y maloja para el caballo.

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