www.cubaencuentro.com Miércoles, 18 de mayo de 2005

 
  Parte 1/2
 
La cosa pinta blanca
Industria del turismo en la Isla: Un ghetto que desde hace años separa a los cubanos por el color de la piel.
por JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
 

Juancito, el bodeguero, profeta en su bodega y en toda la barriada del Cerro, no está de acuerdo con quienes consideran que la cosa pinta negra en la industria turística cubana, luego de las nuevas disposiciones dictadas por el régimen para limitar al mínimo el trato de sus empleados y jefes con los extranjeros.

La Habana
Turismo cubano: ¿no apto para la diversidad del color?

Según él, la cosa en esos predios puede estar dura más o menos. "Dura sí, pero no negra —puntualiza—, porque para la cosa nostra del turismo en la Isla, la cosa siempre pinta blanca".

Dado al manejo del sable con doble filo y a las lucubraciones de a cincuenta centavos la libra, pero barajando verdades que son templos, Juancito sostiene desde su estrado en la bodega una teoría propia, según la cual, lo más alarmante dentro de esta industria no es la creación del nuevo ghetto para separar a cubanos y extranjeros, sino la existencia de un ghetto mayor que desde hace años separa a cubanos y cubanos.

"A cualquier persona del montón —argumenta— que no disponga aquí de una palanca o de una buena suma de dinero para comprar una plaza, le resulta prácticamente imposible conseguirse empleo en el turismo. Y si esa persona es negra, ni hablar. Da la impresión de que a los negros nos sería más fácil subir sin escalera al cielo que entrar en la cosa blanca del turismo".

Aunque Juancito el bodeguero sabe hacer lo suyo en cuestiones de números, reconoce que su afirmación no se basa en estadística alguna, las que posiblemente no existan en este caso, y si existen, no resultarían confiables.

"Quien no sea daltónico, no necesita más luz que la de sus ojos para comprobar lo que digo. Y lo que digo es que hoy el fenómeno de la cosa blanca no sólo es palpable a simple vista en el turismo, sino también en otras esferas de la actividad económica en Cuba, sobre todo las que se mueven con divisas, que, además, son las únicas que se mueven, mal que bien".

Café con leche es lo que necesitamos

Para este filósofo del mostrador, no basta con que nos den la lata hablando de igualdad y de unión. No le parece suficiente con que en la puerta de determinadas empresas o instituciones no se claven letreros con advertencias discriminatorias. Ni siquiera le resulta excusable recordar que allá lejos en el tiempo, cada vez más lejos, se pretendió eliminar alguna vez —en el papel, al menos— las diferencias sociales por motivos de etnias, sexo o clases.

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