www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
   
 
Otras mentiras 24 veces por segundo
Argucias y alternativas: La 'batalla de ideas' naufraga ante la necesidad de diversión del cubano de a pie.
por JAIRO RíOS, La Habana
 

Es cerca de la media noche y el grupo de jóvenes sigue contándose historias en los bancos de granito del viejo parque del pueblo. Han esperado más de hora y media desde que empezó la "tanda" anterior. Hoy quieren ver ésta, que es de terror y es uno de los géneros preferidos por los cinéfilos de todas las edades, aunque son ellos quienes le prestan mayor atención.

F. Castro
Programación 'oficial' de las salas de vídeo: más de lo mismo.

En cualquier pueblo de provincia la vida se vuelve una estopa sucia y sin valor alguno. Como el cine ha sido una diversión de mayorías casi desde que se inventó, en épocas de crisis como la que vive el cubano actual, un entretenimiento así sirve de amnesia y antídoto contra los dolores mayores.

Hace casi cuatro años el gobierno cubano invirtió un poco de su presupuesto en instalar modernas salas de televisión (y vídeo). En cientos de municipios y poblados de los campos y ciudades se "sembraron" estas casetas de metal y plástico, con aire acondicionado, para ver allí los filmes de la Distribuidora Nacional de Películas, vídeos educativos, mesas redondas y actos de reafirmación revolucionaria que se exhiben por los únicos cuatro canales, oficiales todos, oficialistas.

Todo le hubiera salido a pedir de boca al gobierno si no fuera por la inventiva del cubano, esa madre mágica encargada de sortear los más difíciles escollos. Resulta que la Distribuidora tiene una lista de cerca de 300 películas, pasadas por el tamiz de la censura, por supuesto. A cambio, a los directores-administradores de estas salas comunitarias se les exige una elevada contribución monetaria, traducida en ingresos netos: así permanezcan con filmes de animados de los años ochenta del siglo pasado como Ico, el caballito valiente o Tao Tao, el osito panda.

En tiempos en que el cine norteamericano de acción y terror ha entrado en la Isla y se ha adueñado de las videotecas independientes y la sala de cualquier vecino, las propuestas de la Distribuidora no tienen fuerza alguna para mover a un público que en ocasiones ve, a la par de los circuitos internacionales, los más recientes estrenos mundiales.

El ingenio de los que laboran en estas salas ha llegado a extremos cuando de eficacia se habla. Tienen conexión con los dueños de los bien surtidos bancos de alquiler de películas y musicales, en cuyas manos aparecen filmes que se están exhibiendo ahora mismo en capitales europeas o en Estados Unidos. Ante una competencia de tal envergadura, los directivos de las salas gubernamentales no hallan más solución que alquilarles a éstos, en busca de materiales más atractivos debido a la urgencia de un público cada vez más exigente.

¿Ideología o terror-terror?

Para verificar una de las argucias con que los responsables de estas salas han llevado adelante la manera de granjearse a su público, basta acercarse a las pizarras informativas. Se pueden leer en tablillas de cartón, siempre deslucidas y en colores muy débiles, los nombres de los filmes a exhibir en la semana; pero en un lugar privilegiado y en otro cartel se lee: "Hoy", para debajo dejarse leer los nombres, horario y género de los filmes del día. De manera que durante toda la semana hay una programación estable y oficial, pero absorbida por la propuesta del día.

"Yo empecé de cuidador de la sala y a los dos meses me llevaron a pasar un curso", dice Yosbani, joven director de uno de estos enclaves. "Enseguida me hice del puesto de director. Me encantan las películas del Oeste, pero casi no las traen. Las que más gustan ahora son las de terror-terror...".

Y es que los mismos aficionados van renombrando los géneros: "Terror-terror (TT), me dice, es donde siempre hay sangre en abundancia". Y agrega: "A ellos les gustan, pero tengo que ingeniármelas con los inspectores, sólo molestan cuando se fijan en la cartelera. Ahí está el problema. Yo tengo que dejar el género y poner Jackie Chan o Steve Seagal, así es como afluyen los espectadores. Por lo demás, no hay problemas".

Dice Yosbani que "lo más difícil" viene en el verano: "Como las temperaturas son tan altas, los directivos de la Unión de Jóvenes Comunistas quieren dar sus reuniones aquí, buscando el aire acondicionado. Además, en los dos últimos cursos han tomado las salas para darles clases a los trabajadores sociales. Esto lo han hecho en todos los municipios. Desde entonces me interrumpen las tandas de la mañana o de la tarde, casi siempre. Alegan que esta es una institución de la Juventud".

Estas salas surgieron, entre otros fines, para el disfrute del buen cine en la comunidad; pero este es otro ejemplo de cómo un programa estatal de los que integran la denominada "batalla de ideas" ha ido a dar de narices con la necesidad de desconectar y divertirse un poco que tiene el cubano de a pie.

En realidad, contrario a sus objetivos, ni distribuyen las mejores películas cubanas (mucho menos las más polémicas), ni la documentalística de mayor impacto sociocultural de los últimos años. De modo que el mismo panfleto que se exhibe en la televisión intentan refreírlo en estos centros. Sin embargo, la suspicacia triunfa: al menos de puertas para adentro, y por unas horas, el que paga manda.

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