La presentación del informe sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, por la representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para esa esfera, Christine Chanet, degeneró en un desagradable espectáculo, en el que los diplomáticos cubanos repartieron epítetos a diestra y siniestra.
La reacción de la diplomacia de La Habana convirtió la sala donde sesiona la 60 asamblea de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en una suerte de coliseo.
Apenas terminó la magistrada francesa Chanet sus escasos siete minutos de introducción del informe, el embajador cubano Iván Mora Becerra, dio inicio a una riposta que no sólo rechazó lo expuesto por la experta, sino que la acusó de mentir.
Los términos empleados por el diplomático hicieron que el presidente de la conferencia, el australiano Mike Smith, le interrumpiera en cinco ocasiones para exigirle respeto para la jurista y para que se midiera en sus calificativos.
Los once minutos del derecho de réplica se extendieron a casi media hora de discusión. El tono llegó a tal extremo que el Alto Comisionado de derechos humanos en funciones, Berthi Ramcharam, salió en defensa de la integridad profesional de Christine Chanet, reconocida jueza de casación.
Los funcionarios cubanos no admitieron críticas. En el ámbito de esta Comisión, La Habana suele percibir cualquier observación como un apoyo a "la campaña anticubana de Estados Unidos".
El embajador Mora Becerra utilizó el calificativo de "mercenarios" para los 75 opositores encarcelados durante la ola represiva de la primavera del 2003, y dijo que se les da "malintencionadamente la condición de periodistas, escritores, sindicalistas y defensores de los derechos humanos".
Otro elemento de encontradas posiciones fue el cuestionamiento, hecho por los diplomáticos cubanos, sobre la legalidad de la presencia en la delegación estadounidense de Luis Zúñiga, de origen cubano, a quien Mora Becerra calificó de "terrorista".
La delegación norteamericana hizo uso del derecho de réplica en más de una ocasión y Smith le dijo al propio embajador cubano que se "había arriesgado demasiado con los ataques tan fuertes proferidos contra otros participantes".
Para quienes siguen de cerca la cuestión cubana, no pasó inadvertido el hecho de que después de varios años de no hacer mención a la base naval de Guantánamo, el embajador cubano preguntara a Chanet por qué no incluyó en su informe la ocupación de ese territorio por parte de Estados Unidos, y más aún una referencia al "campo de concentración" que, dijo, Washington ha instalado allí. |