El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, dijo esta semana que está dispuesto a mantener la presión sobre el gobierno cubano, y confirmó su compromiso de interceder por la liberación del poeta y periodista Raúl Rivero, condenado a 20 años de cárcel en abril de 2003.
En una entrevista publicada por el diario español El Mundo, Rodríguez Zapatero dijo que su gobierno continuará presionando a La Habana, tanto en las relaciones bilaterales como a través de la Unión Europea (UE), para conseguir la democratización de la Isla.
"El régimen de Fidel Castro tiene que abrirse a la democracia", dijo. "Todos mis mensajes hacia Cuba y hacia Fidel Castro van a ir en esa dirección", agregó.
Cuando aún era líder de la oposición al gobierno de José María Aznar, Rodríguez Zapatero se comprometió con familiares de Raúl Rivero a ayudarles en sus intentos de lograr la liberación del disidente. Interrogado sobre si mantiene esa promesa, el presidente del gobierno español respondió: "Sí, estoy dispuesto a hacerlo".
La llegada al poder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desató esperanzas en La Habana sobre una posible mejoría de las relaciones con Madrid, tras varios años de fuertes fricciones.
La prensa oficialista de la Isla resaltó el triunfo del PSOE en los comicios generales del pasado 14 de marzo.
Titulares como "Españoles votan por el cambio", "Contundente derrota de la derecha y de Aznar", aparecieron en el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
No obstante, antes de ser nombrado, el nuevo ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ya había adelantado que el gobierno socialista no intentaría cambiar la actual política europea hacia la Isla, aunque tampoco tensaría las relaciones bilaterales.
Las autoridades de la Isla responsabilizan al gobierno de Aznar y al del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, de las medidas diplomáticas aprobadas en junio de 2003 por la UE contra La Habana, en protesta por el encarcelamiento masivo de disidentes.
Los miembros de la Unión Europea decidieron entonces, entre otras medidas, limitar los contactos de alto nivel con el régimen cubano e invitar a los disidentes a las celebraciones de fechas nacionales realizadas por sus embajadas en la Isla.
La Habana respondió con la renuncia a las ayudas europeas, el cierre del Centro Cultural de España en Cuba y el bloqueo a los trámites de varios consulados ante ministerios y organismos estatales.
El gobierno cubano considera que es la Unión Europea la que debe hacer el primer gesto para terminar con el congelamiento de las relaciones. |