Las relaciones entre México y Cuba se encuentran nuevamente en uno de sus puntos más bajos. Los analistas citan como prueba el hecho de que actualmente México no tiene embajador en la Isla y no hay indicios de que el cargo vaya a ser cubierto próximamente.

Las recientes declaraciones de Fidel Castro contra el presidente mexicano, Vicente Fox, y el canciller, Luis Ernesto Derbez, habrían agravado aún más las tensiones.

"En este momento las relaciones están muy deterioradas, el proceso de descongelamiento de la relación que se inició a finales del año pasado no terminó de consumarse", dijo a la AFP el historiador y ensayista cubano Rafael Rojas, exiliado en México.

A juicio del ex embajador mexicano en Cuba, Ricardo Pascoe, "la relación bilateral está en un punto muerto; para no ir más lejos, no tenemos embajador y yo creo que la intención de México es no nombrarlo, es una manera discreta, no pública, de bajar el nivel de la relación diplomática".

La peor crisis en los más de 100 años de vínculos entre La Habana y México tuvo lugar en mayo de 2004, cuando el gobierno de Fox decidió retirar a su embajadora en Cuba, Roberta Lajous, y solicitó la salida del representante diplomático cubano, Jorge Bolaños.

El gobierno mexicano acusó entonces a La Habana de entrometerse en sus asuntos internos por declaraciones difundidas tras la deportación del empresario Carlos Ahumada, acusado de un fraude millonario en la capital mexicana.

El régimen de la Isla afirmó que el caso Ahumada tenía serias implicaciones políticas en México, por vídeos grabados por el empresario en los que aparecían políticos mexicanos supuestamente aceptando sobornos.

Por su parte, el gobierno de Fox denunció que funcionarios del Partido Comunista de Cuba y de la embajada cubana habían estado realizando actividades "inaceptables" en territorio mexicano.

En julio del año pasado, después de arduas negociaciones, los embajadores regresaron a sus puestos, pero en diciembre la embajadora Lajous dio por terminada su gestión, sin que hasta el momento haya sido reemplazada.

El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, se ha limitado a asegurar que el nombramiento de la nueva representante diplomática ya escogida, Melba Pría, será enviado al Senado para su ratificación dentro de un paquete de embajadores, pero sin una fecha determinada.

Los analistas consideran que el gobierno cubano intenta participar en la política doméstica mexicana.

Castro, advirtió Rafael Rojas, "utiliza sus diatribas para influir en la sucesión" presidencial de 2006.

"Las dos opciones preferibles para el gobierno cubano son: primero, el regreso del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y, en segundo lugar, un gobierno del PRD (Partido de la Revolución Democrática) cercano a La Habana", opinó el académico.

En ese sentido, Pascoe llamó la atención sobre el hecho de que el régimen de Castro haya dejado las sutilezas en cuanto a la política interior mexicana.

"Sí, es la primera vez que escucho que (La Habana) se mete tan a fondo en un asunto interno como lo es el desafuero" del alcalde de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, precisó el ex diplomático.

Castro sugirió el retiro de Fox como solución a la crisis generada tras el desafuero del alcalde capitalino.

Según Pascoe, el mandatario cubano "está atizando el conflicto entre el PRD y el PAN (Partido Acción Nacional), un poco en la idea de que al pelearse, estos dos partidos se anulan, y así ganaría el PRI en las elecciones de 2006".

El problema es que Castro "tiene una idea errónea de lo que hoy son los mexicanos".

"Está equivocándose en la lectura de los mexicanos (…) está pensando en que la gente reacciona con los viejos esquemas del nacionalismo de los años setenta, pero la situación ya cambió", sentenció Pascoe.