www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
El mago de los Grammy
El músico norteamericano Ry Cooder ha contribuido como pocos a la difusión de la música cubana en el mundo.
por ARSENIO RODRíGUEZ, Barcelona
 

En la reciente entrega de los premios Grammy de la música norteamericana, se ha vuelto a galardonar a músicos cubanos de dentro y fuera de la Isla. Algo que se ha hecho habitual desde 1997, gracias, en parte, al guitarrista Ry Cooder y a la compañía independiente inglesa World Circuit. Cooder ha producido y participado en los discos Buenos Hermanos y Mambo Sinuendo, de Ibrahim Ferrer y Manuel Galbán, respectivamente, premiados en la última edición de los Grammy, junto a un álbum póstumo de Celia Cruz.

Mambo Sinuendo
Cooder y Galbán: 'Mambo sinuendo' (2003, Nonesuch Records).

Se acababa el siglo XX y parecía que el único músico importante norteamericano que se había empleado a fondo en la difusión de la música cubana era Nat King Cole, en los años cincuenta, cuando se convirtió en el portavoz del chachachá en el mundo.

En marzo de 1997, en una entrevista con Compay Segundo por su noventa cumpleaños, este comentó que había grabado con un norteamericano que se llamaba Ry Cooder, quien quería llevarlo de gira a Japón y, además, grabar un disco con él. El álbum de que hablada era Buenavista Social Club (Grammy 1997), que a pesar de comenzar entonces a recibir excelentes críticas en Europa, en la Isla no se difundía por ningún medio.

Cooder conectó por primera vez con Cuba a través de África. Su trabajo con el guitarrista Ali Farka Touré en 1994, titulado Talking Timbuktu, recibió un premio Grammy al año siguiente. Nick Gold, dueño de World Circuit, fue quien produjo el disco para Europa. Tres años más tarde, la compañía discográfica propuso a Cooder un trabajo con músicos africanos y cubanos en La Habana. Por burocracia o por causa del azar, los africanos y específicamente Farka Touré y la orquesta Baobab —nombres que sonaron para el disco— no llegaron a la capital isleña.

Sobre la concepción del proyecto, cuenta Juan de Marcos González: "Estábamos en Londres durante el otoño de 95, realizando la promoción del álbum Dundumbanza, que yo produjera para él (Nick) con Sierra Maestra, y en una conversación privada le planteé mi sueño de hacer un disco que recreara el sonido de las grandes bandas de los cincuenta utilizando varias generaciones (...) Él estuvo de acuerdo y a la vez me planteó que también le gustaría hacer otro disco mezclando los grandes soneros orientales con músicos africanos y Ry Cooder…".

La sensibilidad de Cooder y la habilidad de González para reunir a músicos retirados fue increíble, sobre todo por el grado de precariedad en que se encontraban los veteranos. Menos Compay, que ya era famoso en España y Francia, Rubén González, Ibrahim Ferrer (que limpiaba zapatos), Pío Leiva y Puntillita, no sólo estaban retirados, sino marginados del panorama de la cultura cubana y sin proyectos musicales en el horizonte.

En esa grabación de 1996, Ry Cooder aportó la frialdad necesaria para grabar música cubana sin tanto virtuosismo, perfeccionismo y estridencias. Una música de muchos matices y silencios prolongados, que siendo la misma, parece diferente. El sonido lánguido de la slide guitar fue una auténtica novedad en el contexto soneado, sin decir nada por encima de lo necesario y aportando matices notables. Acercó más el bolero al blues en el tema Orgullecida. Y fusionó el son Chan Chan con el rock (sobre todo al comienzo), a través de dos acordes fuertes que matizan muy bien con el breve solo de guitarra que entra seguidamente. Esa pieza no tenía este arreglo en ninguna grabación anterior.

La complicidad que mostró Cooder con Manuel Galbán —ex integrante del conjunto Los Zafiros— dos años después, en 1999, cuando regresó a grabar Buenavista Social Club Present: Ibrahim Ferrer (Grammy Latino 2000), se redondeó con la creación de Mambo Sinuendo, a cargo de los dos guitarristas, y también en varias canciones del CD Buenos Hermanos (Mil congojas), donde toca junto a él. Cooder lo considera un maestro único en su estilo, un guitarrista sobresaliente, lo cual nadie había reconocido al cubano, salvo cuando formó parte de Los Zafiros.

Injusto sería limitarse a mencionar solamente los Grammy que ha ganado o producido Ry Cooder para la música cubana, pues ha contribuido como pocos a la difusión de lo mejor de la Isla. Con World Circuit ha distribuido en el mundo discos esenciales, como Bossa cubana (una antología de Los Zafiros), Guillermo Portabales y Estrellas de Areíto, este último es considerado por algunos entendidos como el verdadero germen de Buenavista Social Club. Todas estas producciones también han allanado el camino para que la cantante Omara Portuondo y Orlando Cachaito López editaran álbumes con World Circuit.

Ahora, no todo ha sido un camino de rosas. Dentro de la Isla, las primeras declaraciones en contra de Cooder fueron de otros músicos cubanos como Juan Formell, quien dijo "que era un mecanismo del imperialismo para sacar la música cubana de antes de la revolución, y que el mundo ignorara lo que se hacía ahora". La propia vida le quitó la razón cuando en el año 2000 recibió un Grammy por uno de sus mejores discos, Llegó Van Van (Van Van is here, 1999). Por otro lado, el gobierno de Estados Unidos multó a Cooder con 100.000 dólares por trabajar en Cuba, pero sus abogados lograron rebajar la multa a 20.000 dólares.

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