www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de marzo de 2005

 
  Parte 1/2
 
La música como protagonista
El cine de los noventa y la resurrección de ritmos: Desde 'Cachao, como tu ritmo no hay dos' hasta 'Buena Vista Social Club' y 'Calle 54'.
por ARSENIO RODRíGUEZ, Barcelona
 

En la última década del siglo XX, la música cubana dio un salto similar al constatado en los años cincuenta, con la irrupción simultánea (recuperación comercial) del mambo, el bolero y el cha cha chá, enriquecidos ahora por una nueva sonoridad digital e influenciados por ritmos foráneos.

B. Valdés
Bebo Valdés (dcha.) y Cachao en 'Calle 54'.

La música cubana pasó de ser una banda sonora en segundo plano para convertirse en protagonista. De esta etapa datan los títulos Cachao, como tu ritmo no hay dos (1993), Yo soy, del son a la salsa (1996), Lágrimas negras (1997), Zafiros, Locura Azul (1997), Buena Vista Social Club (1999), Calle 54 (2000) y Cuba Feliz (2000).

Lo curioso es que estos filmes no se inscriben dentro del cine musical propiamente. Son documentales sobre el surgimiento y desarrollo de géneros nacidos cincuenta años atrás, y no sólo se habla de los ritmos, también de la vida de sus cultores, destacando el entorno social en que habían sido creados.

Contribuyeron decididamente a que esto ocurriera, los éxitos de la cantante Gloria Estefan y su esposo Emilio Estefan, con más de veinte millones de copias vendidas en todo el mundo con su álbum Mi tierra (1993); o el proyecto Buena Vista Social Club (1997), con más de diez millones de copias vendidas, y producido por el músico estadounidense Ry Cooder, junto a los veteranos Compay Segundo, Rubén González, Pío Leyva y Eliades Ochoa, entre otros.

Aunque no tuvieron la misma suerte en cuanto a ventas de sus discos, los músicos Israel López Cachao y Bebo Valdés también aparecieron en documentales sobre su música y sus vidas, ayudando a fijar en el espectador esta memoria de ritmos musicales.

El éxito de estos géneros en los noventa creo tal expectación en el público que fue necesario explicarlos. Fue de esta manera que llegaron los filmes documentales sobre música cubana, que se estrenaron en salas comerciales y en festivales de todo el mundo.

Presencia en la gran pantalla

La primera cinta en aparecer fue Cachao, como tu ritmo no hay dos, de Andy García, que tuvo como protagonista a uno de los creadores del polémico mambo.

El disco homónimo, que fue premio Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Jazz, presenta a Cachao como eje donde se sustenta la base de buena parte de la música mambo, son y salsa desarrollada durante los últimos cincuenta años. Sin olvidar que también el músico participó en las primeras grabaciones de jazz cubano en los años cincuenta, junto al pianista Bebo Valdés.

Luego llegaría Yo soy, del son a la salsa, de la autoría de Rigoberto López. Fue el único filme de esta corriente que se hizo en la Isla, donde apareció la cantante Celia Cruz. Después de negarle el derecho de ser cubana durante años, había que sentirse contento porque figuraba en una película hecha en Cuba. No obstante, la música de La Reina de la Salsa permanece prohibida hoy día en la Isla, incluso tras su muerte en Estados Unidos, en julio de 2003.

El filme pierde todo su peso al intentar nacionalizar como cubano el son y la salsa nacida en Nueva York. Una polémica con tintes meramente políticos, pues es conocido que la salsa tiene sus raíces en ritmos cubanos, pero también se nutre de toda la música caribeña.

Del año siguiente, 1997, data la producción anglo-holandesa Lágrimas negras, de Sonia Herman Dolz. En este filme se recoge una gira de los músicos de la Vieja Trova Santiaguera, quienes habían cosechado entonces un éxito importante en toda Europa, con sus versiones de la trova tradicional cubana. Sin embargo, el triunfo posterior de Buena Vista Social Club dejó en un segundo plano este documental, que se estrenó en varios países europeos.

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