Cuatro lanzadores de origen cubano han subido a las Grandes Ligas, pero no por sus actuaciones relevantes en las Menores, sino por falta de tiradores de primer orden. Tan es así, que los magnates del béisbol norteamericano se han visto obligados a buscar figuras en Japón y Corea del Sur.

Ocurre que cada uno de los 30 equipos del Big Show tiene en su staff de tiradores a 10 hombres, y no es fácil encontrar 300 pitchers para un campeonato que dura 6 meses. El cuarteto realizará labores de relevo en momentos en que la función de sustituto tiene un rol esencial en la pelota grande: Los abridores generalmente trabajan entre 5 y 7 entradas y se hace necesario preservar scores cerrados.

Carlos Reyes y Vladimir Núñez son dos derechos que ya actúan con Tampa Bay y Florida Marlins respectivamente. Edilberto Oropesa y Juan Álvarez, ambos zurdos, lo hacen con Arizona y Marlins. El más experimentado es Reyes, tirador de 34 años nacido en Miami, que utiliza mucho sus curvas y maldades, y que estaba inactivo en la Gran Carpa desde 2000. En 7 temporadas tenía balance de 20 victorias y 35 reveses —con 4 equipos—, y ahora ya tiene 3 y 2. El habanero Núñez, por su parte, comenzó la contienda con los Peces y por pobre rendimiento lo bajaron… en la liga donde estaba le dieron durísimo. Su promedio en esta campaña es de 16,03, el más alto del torneo.

Eddy Oropesa, un matancero que se cansó de andar por las Menores durante 8 años, ha estado en más de una ocasión con el Arizona y ha vuelto para realizar su función exclusiva, que es la de enfrentar bateadores de su mano e intentar eliminarlos en situaciones difíciles. Hasta ahora ha cumplido la encomienda. Álvarez es de menor trayectoria —natural de Coral Gables, Miami—, y estuvo en 3 novenas anteriores sin grandes actuaciones. Utilizado en la misma faceta que Oropesa, tiene recorrido de 0 ganados y 5 perdidos. Con la nave floridana acumula 11,2 innings y su promedio es de 3,03.

Apartando el pitcheo: Una noticia halagüeña es que Reynaldo Ordóñez, lesionado por más de 30 días, regresa para cubrir el campo corto de su equipo Tampa Bay. Por vez primera, el capitalino estaba dándole a la bola en la costura, con un excelente promedio ofensivo que incluía numerosa carreras impulsadas, cuando tuvo que engrosar la lista de inhabilitados por lesión en una pierna.