www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Liván contra los Marlins
Ahora en el Montreal, y mejor preparado, el pitcher cubano Liván Hernández abrirá el campeonato americano frente a su antiguo equipo.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

A Liván Hernández nunca le ha ido bien en los inicios de campaña. Según algunos entendidos, eso se debe a que no se prepara adecuadamente en el entrenamiento de primavera. Pero este año puede ser diferente, porque con dos meses de antelación le comunicaron que abrirá la temporada, nada menos que frente a los campeones mundiales del año 2003.

Liván Hernández
Liván, otro año con los Expos de Montreal.

El lanzador derecho, nativo de Santa Clara, tiene más de un motivo para arrancar en plenitud de facultades. Uno de ellos es que aparece como el tirador de mayor rango en el equipo de Montreal; el otro, porque irá frente a su antiguo equipo Florida Marlins, donde estarán sus fans de Miami, en el mismo terreno donde tiró sus primeras pelotas en Grandes Ligas.

Como se recordará, Liván saltó a la fama de la noche a la mañana. En 1995 abandonó el equipo Cuba. En pocos meses ya estaba en la organización floridana y un año después fue el pelotero Más Valioso de la Serie Mundial de 1997.

Pero al hermano de El Duque no le asentó muy bien venir, así de pronto, de la pelota amateur cubana a ganar millones de dólares y fama en la Ciudad del Sol, con sólo 22 años de edad. Demasiadas tentaciones, como aquella de poseer siete autos, parecía que podrían dar al traste con su carrera.

Cuando menos se lo imaginaba fue enviado al San Francisco, en 1999. Entraba a un conjunto y a un lugar completamente diferentes. En la Ciudad de los Vientos no encontró el "cubaneo" de Miami y allí tuvo que aprender a comunicarse en inglés. Además, San Francisco era entonces —y es— una novena de primera división donde había otros líderes. A Liván no le quedó más remedio que entrar por el carril que le corresponde a los jóvenes peloteros.

En 2003 fue para el Montreal. Rápidamente alcanzó numerosas victorias con el reconocimiento unánime de los estrategas, al demostrar todo lo que mejoró en la novena de los Gigantes.

El Liván del campeonato anterior fue un monticulista totalmente hecho, conocedor de los bateadores de la Liga, propietario de un arsenal de lanzamientos que ya quisieran para sí la mayoría de los pitcher de ambos circuitos.

Cerró el torneo con 15 victorias y 10 derrotas y se ubicó entre los mejores en casi todos los departamentos. Seguramente a Jack McKeon, manager de los Marlins, no le agradará ni un poquito que el pitcher rival sea el cubano para el juego inaugural del 6 de abril. Y es lógico que no le guste porque Liván les trituró. Les ganó en Montreal, en Puerto Rico y en el sur de la Florida.

En julio, la pizarra terminó siete por una. Liván les dejó sin hits hasta el séptimo. En agosto volvió a vencerles cuatro por tres y sólo toleró cinco imparables. Y en septiembre, ante el público boricua, les hizo morder el polvo de la derrota seis por dos, con siete incogibles.

Por supuesto que el mentor del "tabaco en la boca" apelará a todos sus recursos para tratar de ganar el primer desafío en el Pro Players. Ya todos saben que dependerá de Josh Beckett como lanzador. Casualmente, Beckett ganó en 2003 la misma distinción, y con el mismo conjunto, que consiguió Liván seis años atrás.

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