www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
   
 
La Habana: Divertimento sanitario
Condenado a 20 años de prisión, el economista Oscar Espinosa Chepe continúa en estado crítico, según confirma su esposa Miriam Leiva.
 

"Usted dispondrá de una celda en solitario en la Prisión de Boniato, cuando reciba el alta médica", informaron el 31 de mayo pasado a Oscar Espinosa Chepe, a su llegada al Hospital Ambrosio Grillo de Santiago de Cuba, distante 850 kilómetros de su hogar en Ciudad de La Habana.

Procedía del Hospital Provincial de Guantánamo, donde había sido ingresado luego de permanecer en la Prisión Provincial durante 20 días, a 910 kilómetros de la capital.

Allí llegó desde el Hospital Militar de La Habana, donde fue internado por diagnóstico médico competente de un familiar, quien reclamó a las autoridades del Cuartel General de la Policía Política que Chepe sufría una crisis del hígado. Estos síntomas no estaban presentes al ser detenido el 19 de marzo, pues su enfermedad se encontraba controlada. El estrés de los intensos y continuos interrogatorios, y las infrahumanas condiciones del lugar, hicieron de las suyas.

En el vetusto hospital santiaguero está reportado como un paciente de cuidado. Le practican pruebas para "confirmar el diagnóstico entregado por la familia" y, en realidad, para atajar las nuevas dolencias.

El 9 de junio le realizaron una tomografía, según declaró un doctor de la Sala de Penados al responder a nuestra llamada telefónica. Los resultados estarán disponibles dentro de unos días.

Por el momento, han comprobado que padece de la próstata. Ya lo sabíamos, al igual que conocemos que tiene hernia hiatal y varices esofágicas. Hace pocos años le extrajeron pólipos del colon y cáncer de la piel, además de que presenta problemas en las retinas e hipertensión arterial.

A pesar de todo, no es trasladado a un hospital en La Habana, donde el Gobierno cubano se ufana de poseer las técnicas más avanzadas del mundo, y donde laboran los mejores especialistas de la Isla, muchos de ellos con prestigio internacional. Tampoco se le concede licencia extrapenal, a fin de que cumpla prisión domiciliaria, teniendo en cuenta su maltrecha salud y su edad.

No se permite a Oscar Espinosa Chepe comunicarse por teléfono con la familia, como es su derecho, por estar sometido a "régimen de máxima severidad", con visitas cada tres meses. Una situación que también afrontan los otros 74 prisioneros de conciencia, encarcelados desde la asonada represiva iniciada el 16 de marzo pasado. La única ocasión en que ha podido hacerlo fue el pasado 3 de junio, para informar que se encontraba en Santiago de Cuba.

¿Cuál es el propósito de su estancia en el Hospital Ambrosio Grillo? ¿Acaso lo preparan para que siga muriendo lenta y dolorosamente, cuando sea enclaustrado en la celda aislada de la tristemente celebre Prisión de Boniato?

Pero que nadie piense mal. Eso no es tortura física, ni mental. En Cuba no existe eso.

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