www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Barcelona: Reina en Gracia
Presencia art nouveau en dos arterias comerciales y arquitectónicas de La Habana y la Ciudad Condal.
por MANUEL PEREIRA
 

Uno de los espacios de Barcelona que me transporta inmediatamente a La Habana es el Paseo de Gracia. A mí me recuerda la calle Reina, porque el estilo arquitectónico dominante en ambas avenidas es el art nouveau. Los dos edificios más famosos de este paseo barcelonés son de Antoni Gaudí. Los visitantes —sobre todo japoneses— se agrupan en torno a ese par de inmuebles como moscas alrededor de terrones de azúcar.

Casa Crusella
La Habana: Casa Crusellas (calle Reina).

Todo el mundo quiere ver al dragón que duerme en el tejado de la Casa Batlló o entrar a la Casa Milà (La Pedrera) a través de su impresionante puerta de hierro en forma de telaraña. También hay aquí construcciones de otros arquitectos menos conocidos, pero no por ello menos geniales, como la Casa Lleó Morera, de Lluís Domènech i Montaner; o la Casa Ametller, de Puig i Cadafalch.

El Paseo de Gracia es una sucesión de fachadas espectaculares entre las que discurrimos de sorpresa en sorpresa. Mientras caminamos por aceras embaldosadas con imágenes de pulpos, vamos descubriendo doncellas y animales salidos de bestiarios tallados en la piedra, tipografías de líneas curvas en los establecimientos comerciales, vidrieras de colores, soportales de columnas rechonchas y enanas, iconografías medievales traducidas al lenguaje modernista, portadas de azulejos, bancos ondulantes de cerámica policroma para los paseantes fatigados, farolas que son como latigazos vegetales coronados por murciélagos estilizados y mil detalles más…

El art nouveau ("modernisme" para los catalanes) se mezcla en esta avenida lo mismo con el gótico que con el estilo flamenco. Diríase que aquí se hubieran dado cita los arquitectos más brillantes para rivalizar levantando sus edificios pegados unos a otros. Es algo parecido a lo que ocurre en la calle Ocean Drive (Miami Beach) con su secuencia de hoteles art déco.

La calle Reina es, mutatis mutandis, nuestro Paseo de Gracia, porque allí se verifica la mayor concentración de art nouveau de toda América Latina. Esa influencia no llegó a La Habana desde Francia ni desde Bélgica, sino vía Cataluña. Sin contar las innumerables persianerías, mamparas y vitrales que no siempre se ven desde el exterior, bastaría citar dos espléndidos edificios en la calle Reina: el que está en el Nº 301 y el que hace esquina con Lealtad. En este último estaba la revista Cuba Internacional. Todo blanco, con su balconada formando un suave oleaje en la fachada, con sus herrajes de formas sinuosas, en ese edificio viví los años más felices de mi vida entre el 68 y el 78.

Hace un año estuve de visita en La Habana y lo primero que hice ("antes de quitarme el polvo del camino") fue bajarme precipitadamente del taxi que me traía del aeropuerto para asomarme a la puerta de esa casona art nouveau donde trabajé diez años como periodista. El taxi iba raudo Reina abajo, hacia Galiano, pero al pasar por la esquina de Lealtad no pude contenerme. Le puse una mano en el hombro al taxista: "¡para aquí, por favor, para aquí!". El chofer metió un frenazo, y yo crucé la calle.

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