www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 3/3
 
Tras la pista de Escobar y Castro
La periodista colombiana Astrid Legarda, autora del libro 'El verdadero Pablo', analiza los nexos entre La Habana y el Cartel de Medellín.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

No creo que en eso haya delito. Primero, era otra época, otra situación. No era tan famoso. García Márquez siempre se ha prestado para servir como correo, de buenos oficios, para colaborar en acercamientos. Incluso, en el último libro del ex presidente Andrés Pastrana, se dice que García Márquez sirvió como intermediario entre Carlos Castaño, de las Autodefensas Unidas de Colombia, y el gobierno de Pastrana, para poder dialogar.

A propósito del ex presidente Pastrana: En su reciente libro Palabra bajo fuego elogia a Fidel Castro y dice que "Colombia tiene mucho que agradecerle" al gobernante cubano por "involucrarse de forma directa" en el proceso de paz. ¿no es contradictorio un elogio así con todo lo que ya se conoce sobre sus vínculos con el narcotráfico?

Eso lo dice el señor Pastrana. Yo respeto su criterio, pero no estoy de acuerdo. Él es libre de decir lo que quiera, pero no comparto sus opiniones.

¿Hay garantías de que John Jairo Velásquez esté diciendo la verdad?

Soy una periodista que he hecho una recopilación de esta historia. Hay muchos datos que están en los expedientes de su proceso judicial. Popeye confesó muchos delitos, confesó haber participado en la muerte de Luis Carlos Galán (candidato presidencial), por lo cual tiene dos condenas, entre otros delitos. Popeye es un sicario reconocido en el bajo mundo de Colombia, donde empezó como chofer de una amante de Pablo Escobar.

Ahora mismo tiene 43 años. Él ha pagado 14 años de condena. Fue condenado a 27. Si miente o no, ya quedará en su conciencia. Ahora, muchas personas dicen que lo que reveló, ya se sabía. Pero hasta ahora es la primera vez que alguien se atreve a decirlo con nombres propios, sabiendo las consecuencias que le pueden venir encima.

Popeye renunció a los derechos de autor del libro y a las regalías. No va a recibir un solo peso por el libro, ni por la película que podría salir de esta historia. Todo eso me lo dejó a mí. No tiene motivos económicos. Tampoco judiciales, porque ya él fue condenado y ahora tiene libertad condicional. No ha salido porque todavía tiene una investigación por narcotráfico y tiene otra condena, no firme, por diez años. No ha negociado ni con Estados Unidos ni con nadie. Ya no tiene familia, porque no lo visitan. Su esposa lo dejó.

Él sólo dice que, al menos contando esta historia, trata de hacer algo diferente por el país que ayudó a destruir; porque desperdició toda su vida en el cartel de Medellín y luego en la cárcel. Popeye quiere que la vida le dé una nueva oportunidad. Sabe que lo van a asesinar, sabe que es hombre muerto, pero no le importa, porque quería destapar la doble moral de los políticos que sólo hablan y hablan en televisión.

Ya será el pueblo el que juzgue si las historias son ciertas o no. También sus historias han sido contadas por otros sicarios.

Después de este libro, ya hay otros narcotraficantes anunciando la publicación de sus memorias. ¿Es este sólo el principio de nuevos escándalos y revelaciones?

Con este libro se ha querido abrir la puerta para que en Colombia se sepa la verdad. Al menos con nombres propios. Porque a los colombianos siempre nos han llamado parias, nos han dicho que todos somos narcotraficantes, nos ven con malos ojos en el exterior… Nunca se ve la cara bonita de Colombia, ni que la gran mayoría somos personas trabajadoras. También es importante que se sepa que hay muchos políticos corruptos en mi país, muchas entidades que fueron tocadas con dinero del narcotráfico.

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