El economista independiente cubano Oscar Espinosa Chepe fue enviado de vuelta a la cárcel el pasado 4 de julio, a pesar de su "crisis de salud". Sus familiares temen que "en pocas semanas" pueda producirse "un desenlace fatal".

Espinosa Chepe, de 62 años, se encuentra recluido en una "minúscula celda" de la Prisión de Boniatico, en Santiago de Cuba, a 850 kilómetros del lugar de residencia de su familia, en La Habana. Ese centro penitenciario es popularmente conocido cono "'La Antesala de la Muerte', debido a sus terribles condiciones", afirmó en un comunicado su esposa, la disidente Miriam Leyva.

El preso de conciencia padece cirrosis hepática e hipertensión arterial. El mes pasado, el Tribunal Supremo Popular de Cuba ratificó la condena de 20 años de privación de libertad dictada en su contra en abril.

El disidente fue inicialmente destinado a la prisión provincial de Guantánamo, donde su salud se deterioró de forma peligrosa. Tras reiteradas denuncias de sus familiares sobre las condiciones de la cárcel y presuntas negligencias de las autoridades penitenciarias, Espinosa Chepe fue trasladado a un hospital de Guantánamo.

Desde el 31 de mayo, se encontraba internado en el Hospital Ambrosio Grillo, de Santiago de Cuba, una instalación con situación sanitaria "deplorable", según Leyva, quien ha solicitado sin descanso el traslado de su esposo a un hospital de La Habana, "donde existan condiciones adecuadas para un paciente en tan delicado estado de salud".

En el Ambrosio Grillo, Espinosa Chepe fue advertido de que "si no aceptaba realizarse las pruebas que ellos demandaban sería enviado a Boniatico", relata su esposa. El preso político permitió una prueba de colon por enema, el 30 de junio, "pero después no aceptó ninguna más".

"Al parecer, Oscar prefirió estar en esa terrible celda, que someterse a los exámenes en condiciones sanitarias que podrían inocularle otras enfermedades, aunque no fuera el propósito", opinó la disidente.

Leyva y la doctora Ileana Prieto Espinosa, sobrina del economista independiente y médico que ha seguido sus múltiples padecimientos, visitaron el lunes la Prisión de Boniatico, pero no se les permitió ver al preso político.

"Considero que no quisieron que lo viéramos, debido a su mal estado", dijo Leyva. El director de la prisión aceptó efectos personales, medicinas para el hígado y el estómago, pero no comida.

En una llamada telefónica el pasado 5 de julio Espinosa Chepe dijo a su esposa que "sus piernas estaban inflamadas —síntoma del hígado— y que padecía diarrea". La disidente afirma que la última vez que lo vio, el pasado 19 de junio, el economista había perdido unas 45 libras. "Su aspecto ya era deprimente". La próxima visita prevista en el calendario de las autoridades carcelarias será el 9 de agosto.

Leyva sospecha que cuando las autoridades cubanas acepten trasladar a Espinosa Chepe a La Habana "será para impedir que fallezca en prisión, a fin de evitar la repercusión internacional. Mientras tanto, minan su salud; lo hacen padecer para que muera lenta y dolorosamente", dice.

El caso del economista y periodista independiente ha generado la reacción del Departamento de Estado norteamericano, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Parlamento Europeo y de otras entidades internacionales, que exigieron al gobierno cubano su inmediata liberación.